La nariz de Nicole Kidman

Esta versión de la ocurrente serie televisiva de los sesenta resulta evanescente y algo rebuscada a nivel argumental. Nora Ephron propone ficción dentro de la ficción: un actor venido a menos busca compañera para el remake de Embrujada y descubre, entre los libros de autoayuda de las estanterías de un centro comercial, una nariz que se mueve muy bien. Como sabemos, la nariz, la natural y la postiza, es una de las armas expresivas de Nicole. Kidman interpreta a una bruja ingenua que quiere ser normal y que, harta de su vida de «gratificación instantánea», busca la imperfección y el descontrol en los demás y se enamora del actor desastroso, «un mortal elevado al cubo», según le comenta a su padre Michael Caine. La película está repleta de notas a pie de plano. Sobre la esquizofrénica inseguridad de la reina de hielo Kidman, que se atreve a decir: «Me falta autoestima». También sobre la incorrección: la brujita se arrepiente de aplastar a su enemiga con una lámpara, y le da al rebobinado. Además la directora Nora Ephron se adelanta a las críticas; alguien lee en un diario: «Estamos ante un burdo intento de utilizar la nostalgia en lugar de crear cosas nuevas». A Embrujada le falta ritmo interno y, aunque muchos diálogos son eficaces, finalmente solo la falta de ridículo de los dos grandes actores principales salva intermitentemente la función. El mérito de Nora Ephron ha sido conseguir nivelar los registros de Will Ferrell y Nicole Kidman. En ese sentido, resulta divertida y malintencionada la secuencia con las clases de interpretación que Ferrell, el supuesto payaso, le da a Kidman, la actriz proteica. EMBRUJADA. EE.UU. Director: Nora Ephron. Intérpretes: Nicole Kidman, Will Ferrel, Michael Caine, Shirley MacLaine, Jason Schwartzman.