Una única mirada

La necesidad de encontrar el orden frente a los avatares de la experiencia física está detrás de todas la representaciones en el arte del mundo griego. El temor a lo cambiante, al caos, a lo imprevisto, genera unas obras de apariencia desafectada, sin complicaciones emocionales. Es la búsqueda de lo ideal, de la esencia en las imágenes. Como consecuencia, lo representado adquiere carácter de unidad, de seriación, los modelos se estandarizan y repiten distanciándose de una posible implicación emocional del espectador. La exposición que presenta el Musac bajo el título de Sujeto recoge, fundamentalmente en soporte fotográfico, imágenes que tienden a marcar distancias con el espectador. Se podría decir que una única mirada atraviesa todas las obras y que podría ser intercambiada de unas obras a otras sin alterar sustancialmente el sentido final de las mismas. Desde estos parámetros entronca con la historia del retrato y la representación de la figura humana. En todo caso, el valor conceptual del planteamiento expositivo que se pretende no se cierra aquí. Más bien al contrario sería su punto de partida, puesto que detrás de estas representaciones aparentemente distanciadas se esconde la búsqueda una representación más personal. Se elude presentar los aspectos más directamente relacionados con sentimientos y emociones para aludir desde el distanciamiento afectivo a lo más intimo, a lo que cada uno es de manera más profunda. Algo que está directamente entrelazado con los juegos y estrategias que plantea el individuo contemporáneo en sus actitudes y relaciones sociales. Un rostro aparentemente neutral que esconde muchos otros donde habitan emociones, deseos, frustraciones, que raramente escapan al control personal. Estos planteamientos están detrás de la concepción ideológica de esta exposición.