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El espectador se olvida de que los protagonistas están hechos de plastilina

Publicado por
Miguel Ángel Fernández
León

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Disculpas por la licencia de tomar el título original de I nteligencia Artificial , de Spielberg, para referirme a Wallace & Gromit: La maldición de las verduras , joya animada que confirma lo sabido: la mayoría de edad de un formato cada vez más distanciado del tópico que le atribuye cualidades infantiles. A los cinco minutos, servidor se olvidó de la plastilina para enamorarse de un guión y de unos personajes con más inteligencia que buena parte del celuloide consumido en los últimos meses. Por fortuna es un producto europeo (que participe DreamWorks en la financiación debe tomarse como mérito de la británica Aardman Features), saturado de guiños alejados del característico encefalograma plano que suele dar el cine made in Hollywood cuando toma el nombre de la comedia en vano. Si por un momento invirtiéramos la plastilina de Wallace & Gromit: La maldición de las verduras para reconvertirla a película convencional, con actores de carne y hueso en escenarios naturales, el resultado no cambiaría. Nick Park es el artífice de sendos milagros, el de haber consolidado a su productora a partir del exitazo Chicken Run: Evasión en la granja , y el de haber creado al chiflado inventor Wallace y a su fiel alter ego , el chucho Gromit, previamente consolidados en varios y premiados cortometrajes. Sin entrar en consideraciones sobre la calidad técnico-artística de la animación e incluso obviando el tono previsible que la trama adquiere en algunos momentos, hay en el guión la suficiente intensidad como para garantizar hora y media de diversión. La sombra del mejor humor negro británico, junto a numerosas referencias cinéfilas en clave de homenajes a numerosos clásicos, hacen que su digestión sea grata. «WALLACE & GROMIT»: dirección: Steve Box, Nick Park. Animación. Comedia. Duración: 85 minutos.

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