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Pintando recuerdos
En los viejos pueblos y las antiguas ciudades hay calles con sabor, edificios que conservan en sus fachadas las huellas de paso del tiempo, y establecimientos que nos hablan del comercio tradicional y la artesanía. El cántabro Tomás Castaño, que es un emocionado amigo del realismo, es capaz de transmitir en sus lienzos toda la belleza de esas calles pletóricas de recuerdos, de esos edificios llenos de historias que resisten a morir, de aquellos comercios de antaño que nos hablan de un mundo sin prisas y de unas gentes que ni se imaginaban que llegaría la globalización. Es Tomás Castaño pintor de anécdotas humanas, de hechos que quizá sólo han existido en su imaginación, pero que están implícitos en sus cuadros. En ellos las calles, las tiendas, están vacías¿ como si el artista nos invitara a inventarnos la leyenda urbana a partir del escenario que él propone. Un ejercicio lleno de sensibilidad en el que el espectador no puede mantenerse al margen, debe participar, aportar sus propios recuerdos, inventarse los personajes que faltan para completar la comedia o la tragedia que sin duda se vivió en estos pintorescos lugares. Además, Castaño ha tenido la gentileza de pasar muchas horas en León visitando los rincones más bellos del casco antiguo para trasladarlos al lienzo. Así nos encontramos con visiones de la calle Ancha, o de los alrededores de la Catedral, en los que el pintor ha conseguido poner su adarme de sensibilidad para hacerlos distintos, para que el espectador tarde en conocer el lugar por el que pasa todos los días y en el que no ha reparado. La visión de la pintura de este artista es un estupendo ejercicio de memoria y un estímulo para la atención de todos los que caminan por las calles leonesas y no son capaces de reconocerlas en estas emocionantes perspectivas. Horario: de martes a domingo de 18.30 a 21.30. Hasta el 23 de noviembre. Calle Cervantes, 10.