La pasión es algo extraño

Con Flores rota s, fiel a sí mismo, Jim Jarmusch nos regala una de sus películas inclasificables, en la que dedica todo el tiempo del mundo a cosas que otros directores despacharían en unos segundos y soluciona en breves planos lo que ocuparía minutos en la gran mayoría del cine de hoy. Esa valoración de los tiempos muertos le confiere a Flores rotas un valiosísimo tono situado entre lo hiperreal y lo surreal, que oscila desde la tristeza hasta la euforia y va de la acidez a la ingenuidad, pasando del drama a la comedia. La aventura de Bill Murray, buscando a las mujeres con las que tuvo relación veinte años atrás, es una odisea sentimental en zapatillas de felpa, escasamente heroica y muy apesadumbrada, en la que la sensación de nostalgia de lo perdido y del general fracaso de nuestras vidas deviene dulce y a la vez demoledora. No en vano Jarmusch le dedica su película a Jean Eustache, autor maldito de La mama et le putain , con el que comparte los sentimientos congelados y extrañados. La palabra extraño está obsesivamente presente en las líneas del guión, en las notables réplicas femeninas de las flores rotas que Murray, con su laconismo keatoniano, ha ido dejando por la vida. Sharon Stone, Frances Conroy, Jessica Lange y Tilda Swinton, a cada cual mejor, hablan de los giros extraños de su existencia, repitiendo la palabra talismán: «Es extraño como la vida cambia a las personas», «Ahora eres un extraño para mí», «Es extraño, ganaste tu fortuna con los ordenadores y no tienes uno en casa» o «La pasión es algo extraño». Seguramente Bill Murray repetirá su candidatura al Oscar con este papel gemelo, pero mejor, del de Lost in traslation . Aunque sólo sea por esa genialidad compuesta alrededor de la cena fría en la casa prefabricada de Frances Conroy. Es de antología. «FLORES ROTAS»: EE. UU. 2005. Director: Jim Jarmusch. Intérpretes: Bill Murray, Jeffrey Wright, Sharon Stone. Comedia dramática. Duración: 106 minutos.