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Una joya
Se estrenó el fin de semana víspera de Todos los Santos y no sólo sigue en cartel sino que lleva camino de llegar hasta las Navidades. La novia cadáver es, con permiso de Woody Allen, la mejor película de la cartelera leonesa. Tim Burton ha vuelto a crear un mundo maravilloso, expresionista y lleno de personajes encantadores (y encantados) como ya hiciera en sus mejores títulos Eduardo Manostijeras o Pesadilla antes de Navidad . Al igual que esta última, La novia cadáver está rodada con muñecos de plastilina hechos y movidos a mano para cada plano, algo que podría parecer que perjudica su verosimilitud y que, sin embargo, sólo hace que aumentar su carisma y personalidad. La historia se basa en una leyenda rusa en la que un tímido joven, perdido en un bosque, se «casa» por accidente con una difunta novia, que esperaba su oportunidad tras haber sido abandonada y asesinada años atrás. Lo sorprendente no es que ambos personajes sean magníficos sino que la tercera punta del triángulo, la prometida en vida del joven, también es deliciosamente tierna, por lo que el público no sabe en ningún momento lo que puede ocurrir en los escasos 80 minutos que dura la película. Además, lo morboso del tema se suaviza con un genial mundo de los muertos, heredero de Pesadilla antes de Navidad , y con unos esqueletos cantarines y bailarines que son una delicia para adultos y niños. Mención especial merece Danny Elfman, colaborador habitual de Burton, quien compone unas simpáticas canciones que aparecen puntualmente en la película, pero que sobresale con un extraordinario tema al piano que acentúa el romanticismo de la historia con acierto. Si aún no la han visto, dense prisa para ver la joya del año.