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Abogados y demonios
El Exorcista supuso un hito en la historia del cine de terror por introducir todo un subgénero de posesiones demoníacas, pero haciéndolo con calidad, estilo y rigor (de hecho, hace poco se estrenó un nuevo montaje del director que demostró seguir siendo escalofriante). El exorcismo de Emily Rose , aunque pueda parecerlo, no trata de seguir la estela de la película citada sino que, sorprendentemente, sería más cine judicial que de terror. La historia, basada en hechos reales, comienza con la muerte de la joven del título y la detención de un sacerdorte por su posible responsabilidad en el fallecimiento, tras haber realizado días atrás un exorcismo fallido. El suspense de la película no girará, por tanto, en torno a Emily, sino en torno a un juicio y a un veredicto, algo común al llamado cine judicial. De esta forma se introducirán otros puntos de interés como el agnosticismo inicial de la abogada (Laura Linney) o las inquietantes y progresivas revelaciones del sacerdote (Tom Wilkinson), pero el hilo argumental, para bien o para mal, nunca se separará demasiado del juzgado. Teniendo en cuenta que la realización es de lo más convencional y que incluye casi todos los tópicos que podamos imaginar, tanto del género de terror como del género de abogados, en realidad la película no resulta demasiado novedosa. Las visiones de Emily Rose o los desasosiegos nocturnos de la abogada serían algunos elementos destacables. La duda sobre psicosis-epiléptica o posesión demoníaca intenta perdurar al final de la película y, aunque intuimos cambios en algunos personajes, resulta soso ver los típicos rótulos que cuentan qué pasó con los protagonistas, como en los telefilmes de bajo presupuesto y menor calidad. «EL EXORCISMO DE EMILY ROSE»: dir: Scott Derrickson. Int: Laura Linney, Tom Wilkinson, Jennifer Carpenter.