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Una de las esculturas policromadas de Álvarez de las Heras

Publicado por
Marcelino Cuevas
León

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Carlos Álvarez de las Heras (León, 1982) es un pintor lleno de juventud, de buenas maneras y con un cierto sentido del mimetismo muy acentuado. A pesar de sus pocos años su carrera es fulgurante. Desde 2001 no ha cesado de exponer, sus cuadros han sido admirados en la mayoría de las grandes villas leonesas, en San Sebastián, Madrid, Marbella, Granada e, incluso, en la que fuera capital europea del arte, París. Su frenética manera de trabajar hace que Carlos Álvarez queme etapas con una gran rapidez, su pintura actual tiene muy poco que ver con la que expusiera por primera vez hace apenas cuatro años. En este tiempo ha ganado en profundidad, en recursos y en personalidad, cada vez sus dibujos son más suyos, tienen más acentuada la línea de propiedad que los distingue. Pero, por encima de estas novedades, de estos avances tan importantes, Carlos ha conseguido algo fundamental: mantener sus características básicas. Basta ver uno de sus cuadros para saber que ha sido él quien lo ha pintado, a pesar de los muchos cambios sufridos, aunque ahora haya perdido, por fin, la mayoría sus influencias picassianas para encontrarse con las de otros magos del dibujo, como el añorado Lorenzo Goñi. Todo ello podemos comprobarlo en la exposición que estos días ha inaugurado en la también joven galería Padre Isla 24. El optimismo, la vitalidad de sus cuadros, lo lúdico de la línea de sus dibujos, hacen que las obras de este joven tengan un gran atractivo, acentuado, como decíamos, por su acertada evolución dentro de las técnicas meramente pictóricas que está incluyendo en este nuevo y positivo capítulo de su carrera. Como sorpresa en la exposición, presenta varias esculturas policromadas de pequeño tamaño, obras también llenas de colorido y que demuestran que al artista no le quedan grandes las tres dimensiones.