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Publicado por
Gonzalo González Laiz
León

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En estos tiempos en los que Anakin Skywalker definitivamente se ha pasado al lado oscuro, Harry Potter ha crecido y cada vez es más oscuro, o King Kong inspira más miedo que ternura, da gusto volver a encontrarse con un inocente cuento tradicional en el que se atraviesan puertas mágicas para llegar a mundos maravillosos y la sorpresa está en que los animales hablan. Las Crónicas de Narnia surgió de la genial pluma de C. S. Lewis en los años 50 y se convirtió en una colección de libros de gran popularidad en Gran Bretaña. De inspiración cristiana como El Señor de los Anillos de su amigo Tolkien, la obra de Lewis mezcla motivos del cuento clásico con simbología del catolicismo y una imaginación desbordada para crear seres de todo tipo. La adaptación colma las expectativas del aficionado en personajes y ambientación. Extraordinarios los animales y su realismo (los castores o los lobos) y solemne y admirable la creación del verdadero protagonista: Aslan, el león, cuya presencia se hace esperar, pero en la segunda parte de la película se gana a los niños protagonistas y a los espectadores con su carisma y su sacrificio, inspirado nada menos que en la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Tal vez los actores infantiles no estén demasiado inspirados (sólo la niña más pequeña parece estar a la altura) y tal vez sobren algunos minutos, pero la batalla final, los valores del filme (familia, sacrificio, valentía) y los personajes de fábula constituyen razones más que suficientes para que Narnia se convierta en la película familiar de estas Navidades. «LAS CRÓNICAS DE NARNIA»: dir: Andrew Adamson. Int: Tilda Swinton, G. Henley, Skandar Keynes. 130 min.