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La paz, desde el gesto agresivo
Darse una vuelta por Caballo griego supone penetrar en el universo de Miguel Escanciano desde un punto de vista distinto. Ha preparado, en esta ocasión, un recorrido paralelo entre aspectos aparentemente opuestos. Todo este planteamiento viene reforzado, además, por un tratamiento de los formatos y de los colores, en general, uniforme. Aspectos conceptualmente tan distintos no han sido tratados formalmente de manera dispar, sino que visualmente ofrecen una imagen general homogénea. Conviven por tanto en esta exposición dos áreas temáticas bien definidas que dialogan perfectamente entre sí. Por un lado, en sus series Peregrinaciones e Invasiones , la minuciosa e incisiva elaboración de nudos que se agolpan sobre una imagen, que se plantea como un caos, alude a aspectos puramente expresivos, cercanos al dolor y la violencia. Tremendamente evocador es el hecho de que estos trabajos arranquen de una superficie «en calma» apenas esbozada que, a base de ir superponiendo materiales en conflicto entre sí, va aumentando su carga expresiva. Por otro lado, sus Caballos griegos y su Carro de combate parten de la imagen figurativa de este animal que, no en vano, aun teniendo unas connotaciones literarias decididamente bélicas, aquí es recuperado por el artista desde un prisma distinto. El tratamiento de las imágenes de estos caballos son técnicamente muy minuciosas, envueltas en tonos de color parecidos a los de las otras series expuestas y, sin embargo, su presencia y su observación invitan fundamentalmente al sosiego. Son caballos que están sutilmente trabajados para no evocar la lucha. En este sentido, es necesario destacar como pieza central el grabado de un caballo que por sus dimensiones podría funcionar como eje visual de la exposición y que aparece apenas esbozando, como eludiendo salir del cuadro. Una metáfora, quizá, de las auténticas intenciones de Miguel Escanciano al tratar un tema bélico de esta forma: reanudar la paz. No es menos cierto que este polifacético artista no ha podido desprenderse de las cargas literarias a la hora de acceder a la plástica, y lo ha resuelto sin concesiones conceptuales y visuales. Horario: de lunes a viernes de 12.00 a 14.00 y de 18,00 a 21.00; sábados de 12.00 a 14.00 horas. Alfonso V, 6.