Diario de León

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Una llamada a la calma

Caty Delmiro posa delante de una de sus obras en Sharon Art

Caty Delmiro posa delante de una de sus obras en Sharon Art

Publicado por
Marcelino Cuevas
León

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Maestra de los grises, podríamos llamar a la pintora asturiana Caty Delmiro (Gijón, 1964), que estos días ofrece en la galería Sharon Art una original visión de los ríos y costas de su tierra natal. Pinta Caty Delmiro las amplias desembocaduras de los ríos asturianos y los puertos, pesqueros o de carga, que conforman el espléndido paisaje de la costa cantábrica en el Principado. Hay en sus cuadros, trabajados con grandes dosis de saber pictórico, un continuado encuentro con las luces tenues del ocaso. Siempre pinta las aguas tranquilas, cuando el momento álgido de la marea ha pasado y las olas lamen con curiosa levedad las arenas de las playas y los pétreos muros de los puertos. De sus cuadros se desprende un guiño de silencio, porque procura captar ese instante mágico en el que la luz está a punto de desaparecer y las gaviotas buscan acomodo en los mástiles de los barcos pesqueros, mientras el cielo, perdido en las brumas, se despide con una llamarada de rojos apenas insinuados. Es la suya una pintura que economiza colores, incluso formas, podríamos hablar de un incipiente minimalismo, que subyuga al espectador, a la vez que le hace fijar su atención en las lejanas luciérnagas de un remoto puerto sin nombre que está a punto de ser engullido por las tinieblas nocturnas. Para llegar a estos resultados, presentes en muchos artistas actuales de la pintura asturiana, Caty Delmiro ha tenido que pintar mucho, ha tenido que emborronar muchos lienzos en busca de llegar a la síntesis, a rescatar del paisaje solo lo más esencial, lo imprescindible, para convertirlo en belleza. Ni siquiera en sus visiones de los puertos de carga, como el de Avilés, permite la artista que la anécdota, que el fuerte color de los grandes barcos, sobrepasen en importancia su concepto artístico. Consigue Caty Delmiro, mujer de amplia sonrisa y tímida presencia, que el espectador de sus obras reciba el mensaje de sosiego, de calma, de armonía que transmite la luz evanescente de los ocasos en las costas asturianas. Horario: De martes a domingo, de 18.30 a 21.30 horas Lugar: Calle Cervantes, 10, esquina Dámaso Merino.

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