Nuevas identidades

Marina Núñez presenta la transformación del cuerpo, sus modificaciones, y lo transgrede colocando con ello en el tapete el juego de la integración del sujeto en su ámbito social. Esto se reafirma con más fuerza en los trabajos donde la tecnología reconstruye la condición humana. Lo humano se reinventa desde la máquina. Con ello consigue una iconografía nueva, imágenes muy poderosas, sin abandonar el componente político que implican. La palentina trabaja con múltiples soportes en sus obras. Pintura, vídeo o instalación que forman parte de un mismo lenguaje visual. Las incertidumbres en la construcción del yo, la falta de certezas del sujeto social son cuestiones que están detrás del discurso de la artista. Son, por tanto, gestos insólitos, imágenes en la frontera de lo identificable como humano. Vuelca su imaginario en la representación del cuerpo (principalmente femenino) desde lugares descentralizados, periféricos y esto es lo que, a su vez, desde un punto de vista estético, hace inconfundibles sus obras. No son imágenes del cuerpo racionalizado, sino las resultantes de su cuestionamiento como soporte desde el que construir la identidad. Y forman parte de esta batalla, tanto las imágenes de gestos inusuales de diversas mujeres que aparecen en el video que presenta en esta exposición, como el uso que ha hecho en otras ocasiones del cyborg. La máquina que sirve para mejorar las capacidades del organismo junto al propio cuerpo representado al límite persiguen un mismo objetivo, que es profundizar en los conflictos que supone la construcción de certezas sobre lo que somos personal y socialmente. No en vano, la utilización de diversos soportes contribuye paralelamente a consolidar esta idea desde ámbitos aparentemente distintos. El hecho de ser una fotografía, un vídeo o una instalación no modifica el sentido conceptual de sus obras y, sin embargo, contribuye a ampliar sus planteamientos desde varios frentes y a multiplicar las posibilidades perceptivas del espectador.