Cebo de mujer fatal

Preparemos la coctelera: unas gotas de Breve encuentro , otras de El cebo , añadamos una con psicópata taladrado y por último otra de ciudadano común que por razones inexplicables saca una cara oculta que ni flipando imaginábamos. Eso es Sin control , con la que el nórdico Mikael Hafstrom confirma a la industria norteamericana su deseo de integrarse en el pelotón de realizadores capaces de facturar películas fast food con los ingredientes suficientes para que el gran público no ponga reparos. Conste que los primeros veinte minutos aparenta una trama inteligente que a partir de ese momento navega a la deriva hasta la parte final, cuando todo se precipita hacia una truculencia que el espectador ya intuía. Las trampas en el guión, como agujeros de un colador, ni son nuevas en el cine de Hollywood ni éste renunciará a ellas. Otra cosa es cuando se hace de los personajes marionetas desprovistas de sentido común y parecen actuar según convenga en un momento u otro a la trama. Clive Owen es uno de esos miles de ciudadanos que madrugan para desplazarse en tren a la gran urbe para un trabajo bien pagado, publicista en este caso. Jennifer Aniston está en iguales circunstancias y trabaja en una agencia de inversión. Ambos casados. Se conocen, ligan y lo que todos suponemos. Ya, pero ahí viene el primer quiebro con la aparición de Vicent Cassel en su ya tópico registro de individuo desquiciado. Ahorremos el resto para no destriparla. Ahora bien, la factura es irreprochable, el trío protagonista se lo cree, y, sobre todo, Jennifer Aniston logra que nos olvidemos de Friends para servirnos su peculiar mujer fatal. Para quien pase de preguntas y guste del cine fungible, Sin control es una buena alternativa. Celuloide gaseoso. «SIN CONTROL». Dir: Michael Hafstrom. Intérpretes: Jennifer Aniston, Clive Owen, Vincent Cassel.