Luces y sombras de un genio

Bennet Miller, que comenzó su vida profesional en la publicidad, eligió para su debut como realizador una película pequeña, de bajo presupuesto, destinada en principio a estrenarse en salas minoritarias. Tras su fulgurante paso por Nueva York, la crítica y unos primeros premios hicieron correr la noticia de que el filme podía ser el mejor del año; al menos había que darle una oportunidad. Con todo, muchas cintas interesantes se pierden cada temporada entre la inmensa avalancha de producciones mediocres de los estudios: pero en ésta, más allá de sus valores cinematográficos, había otro añadido que sin duda aumentaba su singular atractivo, la recuperación de la compleja figura de uno de los más grandes escritores del siglo XX, Truman Capote, en la piel del mejor actor norteamericano de hoy, Philip Seymour Hoffman, creador de una de esas interpretaciones que marcan un antes y un después (lástima de doblaje). Miller, basándose en la célebre biografía de Geral Clarke, se centra en cinco años de la vida de Capote. La elección no es caprichosa; sin duda, ese período resultó decisivo para el escritor , pues fue el tiempo que dedicó a la escritura de A sangre fría, su obra más influyente. Con estilo sobrio y despojado, pleno de matices, reflejo de una temprana mdurez, y una portentosa dirección de actores (exquisita Catherine Kenner como Harper Lee), el joven director hace crecer, poco a poco, ante los complacidos ojos del espectador una de esas vibrantes historias abiertas a mil sugestivas reflexiones. Y lo hace a partir del retrato minucioso de los conflictos internos que se le presentan a su torturado protagonista, un escritor de otra galaxia, un hombre lleno de contradicciones. Pocas películas se han adentrado con tanta precisión y profundidad en la trastienda de la creación artística, explorando sus delicias y tormentos. TRUMAN CAPOTE. Director: Bennett Miller. Intérpretes: Philip Seymour Hoffman, Catherine Keener, Clifton Collins.