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La cantante Bebe también participa en esta producción

Publicado por
Miguel Á. Fernández
León

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De un autor honesto y riguroso no cabía esperar más que La educación de las hadas , plena declaración de autor, ajena a coyunturas oportunistas o a cómodas imposiciones del mercado. Es también obra personal, de lo más sentido de José Luis Cuerda, cuya filmografía arrancó en 1982 con Pares y nones , otra declaración de singularidad, aunque en un registro distinto a este torrente de sentimientos, de amores y dolores, que habla de territorios emocionales que el buen cine casi tiene descartados en su pureza. Cuerda prescinde en esta ocasión del gran Azcona, y se lanza a la aventura de redondear una película de estilo, desde la letra a la imagen. Con acierto. La educación de las hadas se centra ante todo en dos adultos, una ornitóloga viuda y un inventor de juguetes, y en el hijo de aquélla. Cada uno de ellos a su manera, guarda sentimientos que necesitan aflorar, sobre todo el crío, convertido en el nexo de ambos, y que, avanzada la trama, incorporará a un cuarto personaje, una magrebí con sufrimientos pero también ilusiones, que aporta otros matices a este gran cuadro que de alguna manera se contiene en el juego Creo el mundo , inventado por Nicolás y que tanto fascina a Raúl. La relación de Ingrid y Nicolás pasará por un período de dudas e indecisiones, mediando un terrible secreto. Y en medio Raúl, que da con Sezar y la convierte en el hada salvadora de ese mundo ya mágico y al que no desea renunciar. Aparte la complejidad narrativa que Cuerda desafía con la novela de Didier Van Cauwelaert, da juego a algo tan determinante en una trama como su marco: una masía enclavada en un otoñal bosque de hayas, con una gran pajarera y la simbología emocional que eso representa. Y los primeros planos de los rostros. Un torrente de estímulos que el limitado espacio de esta crítica impide afrontar. Véanla, que deja bien el cuerpo... y el alma. «LA EDUCACIÓN DE LAS HADAS»: Director: José Luis Cuerda. Intérpretes: Ricardo Darín, Irène Jacob, Bebe, Víctor Valdivia. 103 minutos.

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