Dos mundos contrapuestos

Junebug , filme estrenado este fin de semana en España y considerada la gran sorpresa del cine independiente estadounidense, ha creado grandes expectativas en torno al director Phil Morrison, quien no descarta trabajar en Hollywood. «Si Hollywood me hiciera una oferta atractiva, la haría», afirma en una entrevista con Efe el director de esta cinta, que fue galardonada con el Premio Especial del Jurado del Festival de Sundance que cerró la Semana de la Crítica de Cannes en 2005. También permitió que la actriz estadounidense Amy Adams fuera candidata al Oscar a la Mejor Actriz Secundaria por su papel de Ashley. Morrison se abrió paso en los festivales gracias al cortometraje Tater Tomater , que forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA). «Cuando hice el corto no miraba al futuro, ya tenía la carrera hecha dirigiendo cosas para televisión», recuerda esta nueva promesa del celuloide, quien no obstante, observa: «A la gente le gusta Junebug porque es una película normal, no hecha para impactar». Este filme, según sus palabras, es «una historia sobre el enfrentamiento cultural, sobre el amor, la responsabilidad y la familia», ambientada en el profundo Sur de los Estados Unidos. «Nací y me crié en Carolina del Norte, al igual que el guionista Angus MacLachlan», recuerda el cineasta. La historia arranca cuando Madeleine, una marchante de arte independiente de origen británico, recientemente casada, emprende un viaje de Chicago a Carolina del Norte para contratar a un excéntrico pintor local para su galería. George, su joven marido natural de Pfafftown, decide acompañarla para presentársela a su peculiar familia. La cinta gira en torno al choque entre dos mundos muy distintos -uno anclado en la América profunda y otro urbanita y sofisticado-, pero dentro de una misma familia. «Como espectador, creo que es emocionante ver una película sobre una familia alejada de mí», comenta Morrison, quien reconoce las dificultades de poner en marcha un filme independiente, pero también, las nuevas posibilidad que ahora, después de la repercusión de Junebug , se le presentan. «Lo difícil para mí es encontrar un guión, antes que escribirlo yo», afirma el cineasta, quien desearía «ser una excepción» en esta regla según la cual, «el cine bueno, artístico, siempre es cine de autor».