Chiquillada

Como las bicicletas y el tinto flojo con gaseosa, el verano también es tiempo de bobadas cinematográficas con la coartada de que hay público joven ávido de acercarse a una sala (aunque cada vez menos, dicho sea de paso) a tragarse milongas por aquello de que todavía creen en los peces de colores, tienen sus hormonas reconvertidas en volcán y flipan con las de amor. Ella es el chico , más que película, es una cosa sinónimo de inerte. No tanto por la simpleza de su trama, sostenida sobre algo tan limitado como una moza que no sólo desea hacerse con el mozo de sus sueños, sino que por un afán de superación personal quiere realizar además su sueño de jugar al fútbol aunque sea entre hombres. Lo es también por la rutina de su factura, la planicie dramática de su reparto, su excesiva dependencia de Amanda Bynes (estrella televisiva de éxito) y la limitación intelectual de sus diálogos. Demasiado para aspirar a permanecer en la memoria cinéfila. Eso sí, al contrario de tanto subproducto teen al uso y por el estilo, los guionistas optaron por renunciar al tan burdo como grosero caca-culo-pis, el triángulo mágico de la escatología made in Hollywood , decantándose por un término medio que también rechaza la cursilería. Claro que, considerando su origen como adaptación libre de la comedia Noche de reyes de Shakespeare, lo anormal sería no mostrarle un mínimo respeto. Dirige Andy Fickman, de amplia experiencia teatral y cinematográfica, como guionista, director de desarrollo y autor de corta filmografía, que dispuso de unos privilegiados 20 millones de dólares, en parte aportados por DreamWorks. De propina tiene en el reparto al ex-futbolista Vinnie Jones, confirmado en caricatura de sí mismo. Ella es el chico ni debería asomar a la pantalla grande para no usurpar el espacio negado a otros filmes de mayor enjundia, que para eso está el vídeo. Pero claro, el cine también necesita hacer caja. «ELLA ES EL CHICO»: Dir: Andy Fickman. Int: Amanda Bynes, Channing Tatum, Laura Ramsey, Vinnie Jones. 106 min.