Vuelve el macho ibérico

Cámbiese a Gabino Diego por Paco Martínez Soria o Alfredo Landa, y la nueva película de Antonio del Real, un director de extraordinaria coherencia ( La mujer de mi vida o Trileros son algunas de sus exquisitas aportaciones al séptimo arte) bien podría haberse rodado hace treinta o cuarenta años, sin apenas variar nada de su patético guión; quizá habría que eliminar un desnudo aquí y allí, rebajar algún insulto, por aquello de la censura, pero poco más: el espíritu se mantiene. El norte sigue siendo esa fábrica proveedora de paletos (ahora la boina se cambia por una gorra beisbolera) que necesitan ir a la gran ciudad (Madrid) para desbravarse y aprender que hay vida más allá del establo. Gabino Diego, especialista en este tipo de característicos, llega a la capital en busca de su tío (el inefable Arturo Fernández), un cantamañanas sin oficio ni beneficio, pero de infalible atractivo para un cierto tipo de mujer madura, o eso al menos es lo que se cree él. Con la ayuda de su sobrino, un poco cazurro, pero en el fondo buen chaval, y bien dotado para ejercer las artes amatorias del sempiterno macho ibérico (una especie que se creía en extinción, según las encuestas que promueven los fabricantes de preservativos), el pícaro creará un negocio de prostitución masculina para atender, incluso, a esas extranjeras que supuestamente aún llegan a España en procura de emociones fuertes. O sea, como un mal viaje por el túnel del tiempo a una época afortunadamente superada. Hablar aquí de cine sería un chiste, tan malo como la mayoría de los que abundan en este despropósito, ideal para nostálgicos de otros tiempos o fans de El Koala, a quien deberían haberle encargado la banda sonora. También lo pasarán estupendamente, sin duda, los seguidores de Arturo Fernández, que aquí despliega todo su repertorio de «chatinas» y «mecagoenlaleches» con el mismo caricaturesco aplomo de toda la vida.... «DESDE QUE AMANECE, APETECE»: España, 2006. Dir: Antonio del Real. Int: Arturo Fernández, Gabino Diego, Loles León, Kira Miró. Duración: 115 minutos.