Todo un dulce

Roberto Benigni es más bufón que el portero de la Juve. Tiene algo de marioneta del arte de la comedia. No vende lo que no es. En su última película, El tigre y la nieve , repite la fórmula de La vida es bella . Sin complejos. Como cuando se saltó el protocolo y las sillas del patio de butacas para recibir el Oscar. Utiliza la fantasía y el humor para huir de lo cruel. El tigre y la nieve es una película hermosa. Vayan a verla. Absténgase los descreídos. El filme peca de sentimental, algo pastelero. Pero, con la que está cayendo en Beirut, da gusto ponerse romántico, elegir el amor antes que la destrucción. Benigni cuenta la historia de un poeta loco de amor que decide seguir a su enamorada hasta Bagdad en plena invasión. Ya estamos en manos de Benigni, como en el campo de concentración de La vida es bella . El cómico se encargará de mudar lo cruel en una sonrisa. El arma de destrucción masiva es un matamoscas que usa en un hospital bombardeado. Un pelotón de soldados casi lo mata al creer que las medicinas que lleva pegadas a su cuerpo son explosivos. Cuenta la leyenda que Alá baja de vez en cuando a la tierra para mirar la belleza estrellada del cielo de Bagdad. Lo cuenta mientras las trazadoras y los misiles son los fuegos artificiales de esa noche. Al poeta le mueve el ciego amor, que nos hace mejores. El italiano, que dirige y protagoniza, le explica a sus alumnos que, para disfrutar, hay que sufrir. Se tira al suelo del aula y les dice como metáfora que la mejor manera de mirar el cielo es tumbarse en la tierra. Bella lección. Le acompañan Jean Reno, el asesino a sueldo de León; Nicoletta Braschi y Tom Waits, que hace de Tom Waits. Si quieren saber cómo es posible que haya un tigre entre la nieve en las calles de la capital de Italia, compren el boleto. Hojaldre y merengue. Pero en estos días, a quién le amarga un dulce. «EL TIGRE Y LA NIEVE»: Italia, 2005. Dir: Roberto Benigni. Int: Roberto Benigni, Jean Reno, Nicoletta Braschi, Emilia Fox, Andrea Renzi. Duración: 118 minutos.