La sombra del centro

La posmodernidad nos dejó resuelta la vida en una suerte de presentes fragmentados en los que la realidad sucumbió definitivamente a su propio simulacro. Aniquilada la existencia real y suplantada por su propia imagen, la seguridad ha pasado a sustituir a la libertad como objetivo a perseguir. No sólo garantiza la posibilidad de que ésta exista, sino que no es imaginable que nada funcione si no es amparado por sus propias medidas de seguridad. La libertad es, de algún modo, el monigote pinchado a la espalda sobre los uniformes bien planchados, tan molesto como inútil. Éste es el contexto en el que se desarrolla la obra de Ximena Labra, y lo que particularmente pone en evidencia el vídeo titulado Vigilante , en el cual el protagonista, que se desplaza sin descanso hacia los lados, es el último eslabón que garantiza que no se borre la sonrisa, aunque sea la del postizo. Y es que el vigilante asegura la disuasión, garantiza que nada crezca en el exceso y que el movimiento y el desarrollo se produzcan gracias al desistimiento. ¿No es eso, más que otra cosa, asegurar la ausencia de certezas? Las fotografías presentadas nos descubren diversos aspectos de la periferia de la ciudad que, gracias al tratamiento dado por la artista, muestran el desplazamiento de lo exterior hacia el centro, que sustituye conceptualmente a los ejes principales de la ciudad. Destaca la fuerte presencia de lo que habitualmente queda fuera de la mirada, a la vez que se desatiende el lugar lógico donde desemboca la vida en la ciudad. Surge una nueva primacía del anonimato, de lo íntimo de las afueras. A través de este juego cruzado queda patente el objetivo de la exposición. Las ciudades, en cualquier idioma, ofrecen su mejor cara a quien llega, y todas comparten «no-lugares» que es necesario esconder para que no se desvirtúe la sonrisa que ofrecen. En todo caso, el señuelo está en disolverse en la «bienvenida» sin perderse en aquello que no es deseable y que habita en lo colateral invisible. Cuando uno recae en una nueva ciudad, todo queda englobado en esos deseos iniciales y, sin embargo, muchas otras cosas pasan desapercibidas por la voluntad de mantener a toda costa intacto el sabor y el olor ficticio de la bienvenida inicial. En esa maraña se desenvuelve la obra de la artista mexicana Ximena Labra, que desde la periferia nos devuelve el centro perfectamente evidenciado. Horario: de lunes a viernes de 17.30 a 21.00; sábados de 12.00 a 14.00. La galería Cubo Azul está en la calle San Lorenzo, 2, de León.