Unos Borgia sin adjetivos
Notable producción, aunque necesita un mayor contenido
Los Borgia daba para tragedia shakesperiana, para las tres partes del Padrino de Coppola o para la versión extendida del Calígula de Tinto Brass. Cuando leímos que se rodaría, pensamos en Bigas Luna o en Aranda, pero nunca se nos ocurriría que la persona encargada de llevar al cine a la célebre familia del Renacimiento de Sangre sería Antonio Hernández, autor de la intimista En la ciudad sin límites . No es que Los Borgia sea una mala película, más bien al contrario. La adaptación de Hernández merece todos los parabienes, por salir con dignidad de esta aventura titánica. Pero, sopesando la historia de los Borgia, la película se nos antoja blanda y sin personalidad. Una obviedad que se recalca en las líneas del diálogo: «Cualquier adjetivo será insuficiente, más difícil que gobernar el Vaticano es gobernar esta familia». Lluis Homar, un actor enorme, que consigue reconocimiento después de una larga carrera de fondo rematada en Almodóvar, es un Papa Borgia ideal, vil y tierno a partes iguales, salpicado de sangre por su hijo, retorcido de amor en su hija, mirando al vacío de la muerte, llorando desconsoladamente a su primogénito. Sin embargo, dejando aparte estos momentos cumbres, le falta a su interpretación una entrega más constante. También resulta plana la reivindicación de víctima de Lucrecia, hasta ahora mantis religiosa de la Historia oficial, interpretada por una pictórica María Valverde que ya ha perdido la frescura de La flaqueza del bolchevique . Y encontramos de lo peor la recreación que de César hace Mencheta, al que le viene grande su papel, intentando imitar a Bardem. El final es portentoso; vale por toda la película: la muerte sobre la cama de hojas de otoño, con el camafeo de protagonista, Rosebud renacentista sobreviviendo a su proto-Kane. Lástima que la energía y simplicidad del epílogo no presidan toda la obra. «LOS BORGIA». España-Italia, 2006. Director: Antonio Hernández. Intérpretes: Lluís Homar, María Valverde, Sergio Peris Mencheta, Paz Vega. Drama histórico. 149 minutos.