| Crítica | Cine | «BORAT»
Monumento a la incorrección política
El cómico británico Sacha Baron Cohen ha removido los cimientos de la industria cinematográfica norteamericana con su Borat , un filme de escaso presupuesto con el que paradójicamente ha barrido la taquilla de EE.UU. al ofrecer un retrato nada complaciente, pero bastante veraz, de sus habitantes; desde los distantes wasp neoyorquinos hasta los primitivos de sombrero vaquero y pistola al cinto que acuden en masa a los rodeos. Borat no deja títere con cabeza, es un monumento a una incorrección política que cada día va abriéndose paso, y quizá por ello llega en el momento justo para encontrarse con ese público ávido de poner fin a tanta hipocresía teñida de un falso sentido del respeto o buena educación. ¡Abajo las máscaras! Ese parece ser el alegato de Sacha Baron Cohen en este esclarecedor, por momentos, experimento sociológico que derriba las cada vez menos claras fronteras entre el cine documental y la ficción pura y dura. El cómico adopta la personalidad de un improbable periodista kazajo, enviado a EE.UU. para aprender in situ cosas sobre los habitantes de ese país, para luego incorporarlas al suyo: pobre, atrasado e inhóspito. De las reacciones obtenidas durante su investigación, basada primordialmente en entrevistas personales, se puede deducir que el desarrollo económico de los pueblos no garantiza una civilización más profunda: por debajo de las buenas maneras asoma enseguida la intolerancia, la desconfianza hacia el prójimo, el racismo, la ignorancia arrogante, la idiotez (esos estudiantes universitarios...). Algunos reirán sin parar con las ocurrencias del caricaturesco Borat, pero si se piensa a fondo, lo que al principio puede parecer desternillante acabará resultando patético, conmovedor. Más allá de su corrosivo humor, el filme conduce inevitablemente a la desolación al observar, bajo el espejo deformante de la parodia, todo lo excesiva que se quiera, el terrible panorama que nos rodea. «BORAT»: EE.UU., 2006. Dirección: Larry Charles. Intérpretes: Sacha Baron Cohen, Pamela Anderson, Ken Davitian. Comedia. Duración: 82 minutos.