Espíritu navideño

Ya sabemos que en Estados Unidos existe una obsesión enfermiza con el espíritu navideño, o sea que en estas fechas nos toca achantar con toda clase de películas dedicadas a la exaltación de Santa Claus, los pavos rellenos y un buen rollito más empalagoso que un kilo de polvorón de Estepa. Bueno, en realidad, nadie está obligado a ver estas cosas salvo que sea crítico de cine, quiera dejar las neuronas en standby o tenga niños. Pero, en el cine o en la tele, es difícil escaquearse de estas cosas. No se trata de inconoclastia anti-navideña, que algún encanto conservan estas fiestas a pesar de la locura consumista y los buenos sentimientos por narices. La paradoja de estas películas es que, al menos a este lado del charco, consiguen convertir los cuentos en pesadillas -a la inversa sólo lo hace Tim Burton- y a los niños en pequeños monstruitos repelentes. En este caso, más bien parecen una mezcla entre el Equipo A y McGyver , con lo que casi se siente un poco de simpatía por el malvado ogro de turno. Aunque, que no cunda el pánico, los Herodes siempre acaban por volverse Reyes Magos. Realmente, no hay mucho que decir. Todos sabemos la clase de personajes que se pasean por estaa historias: Scrogges de todos los pelajes, padres distraídos -en este caso, divorciados- y niños en busca de calor familiar y algún que otro regalito en el calcetín. También, como siempre, los pequeños responden a categorías bien delimitadas: la pija, el listillo, el empollón y la chica brutota. Al final, todos tan amigos después de aprender unas cuantas lecciones vitales, recuperar a sus padres y darle un abrazo al señor de barba blanca. A Peligro... menores sueltos hay que reconocerle por lo menos que pasa rápido y tiene algún momento simpático si se dejan las exigencias a un lado. No se le pueden pedir peras al olmo ni al turrón que no sea dulce. «PELIGO... MENORES SUELTOS»: Director: Paul Feig. Intérpretes: Lewis Black, Wilmer Valderrama, Tyler James Williams.