«APOCALYPTO»
Vibrante espectáculo, y punto
Lo que Gibson opine sobre sus creencias o pareceres, y su tendencia al exabrupto (realmente parece un facha), no debe mezclarse con su envidiable capacidad para el espectáculo. Comenzó por un sencillo y emotivo drama ( El hombre sin rostro , 1993), renovó los cimientos del cine épico con Braveheart (1995), demostró poderío visual en La pasión de Cristo (2004) y ahora aporta vibrante singularidad con Apocalypto , puro movimiento. Conviene aceptarlo porque pretender que la película va sobre el declive del gran imperio maya, es irse al suelo de narices. Las polémicas generadas son agua de mayo para la taquilla, en base a eso tan perverso como antiguo, de que lo importante es que hablen de uno, aunque sea mal. Es más, parecen obra de un habilidoso técnico de marketing. Que si en Italia condenaron su violencia, que si expertos en culturas mayas despotrican, en fin, fanfarria para incrementar la taquilla de un filme con notables méritos. Cierto que el guión es ensalada de otras películas, pero reprocharlo es disparar con salvas y destapar viejos debates aplicados a la generalidad de las artes. Afirma Gibson su deseo de ver en una pantalla algo diferente, con lo cual recurre a encajar piezas de aquí y de allí para lograrlo. Cosa distinta es su muy discutible rigor histórico, una cierta complacencia en la violencia, sus anacronismos (el imperio maya desapareció siglos antes de llegar Colón), su estereotipo de la familia convencional (la vida en la aldea inicial agradaría a Disney...) y en general lo que mueve al indígena protagonista a sobrevivir: salvar a su esposa y a sus dos hijos. Ahora bien, que te amarra a la butaca, que Gibson se permite audacias como filmar en yucateco maya, que intenta sorprendernos sin darnos más de lo mismo, que la película sabe a fresca... Todo eso, chapó. Que Mel Gibson sea un borde con avaricia, es otro cantar . «APOCALYPTO»: Director: Mel Gibson. Intérpretes: Dalia Hernández, Gerardo Taracena, Raoul Trujillo. 136 minutos.