| Crítica | Cine | LA SITUACIÓN DE LAS SALAS
La crisis del cinéfilo
La semana pasada vivimos una mediocre entrega de los Oscar, alejada del prestigio y el glamour de ediciones como las de los años cuarenta o sesenta. En estas mismas páginas comentábamos el descenso de calidad del cine en general y señalábamos este hecho como una de las posibles razones de la crisis de la industria. Apuntando otros factores que pueden influir en este debate, hay que señalar el aspecto de las carteleras de ciudades de provincia como... León. Con sólo dos cines en León capital, en realidad dos salas múltiples (¿recuerdan cuando se les llamaba «minicines» con cierto desprecio? pues hoy es lo que hay...), es muy frecuente encontrarnos con estrenos repetidos y películas supuestamente taquilleras que se estrenan en los dos locales. Terabithia , Ghost Rider o Diamante de sangre están en los dos cines leoneses, algo que no tiene por qué ser negativo, si estuviéramos sobrados de salas... Y aquí viene el quid de la cuestión: ¿cuándo se estrenará Cartas desde Iwo Jima , la premiada película de Clint Eastwood?, ¿por qué no se ha estrenado El Buen Alemán , la última de George Clooney? o, más difícil todavía, ¿llegará a León el último David Lynch, Inland Empire ? Está claro que las películas minoritarias no son rentables, pero estamos hablando de tres nombres muy importantes del cine moderno cuyas películas ya se han estrenado en Madrid o Barcelona, pero no en León. Tal vez, dentro de un tiempo, Pepe Tabernero rescate alguno de estos títulos en sus excelentes ciclos universitarios del Albéitar, pero, si no es así, ¿qué puede hacer el cinéfilo?, ¿irse a Madrid?, ¿comprar una mala copia pirata?, ¿esperar a que salga en DVD?... En efecto, las salas de cine atraviesan un mal momento, pero los cinéfilos, también.