| Crítica | Cine |
A propósito de la huelga
No, no toca hoy hablar del clásico propagandístico de Eisenstein, sino de la más cercana y tangible jornada de huelga que nos han regalado las salas de cine de toda España este lunes. La famosa (o infame) nueva Ley del Cine no ha gustado a nadie, a los que menos, a los dueños de los cines. El principal punto de discusión es el de siempre, las tiránicas cuotas de pantalla que obligan a estrenar y tener en cartel películas españolas y europeas aun a costa de perder dinero. Está claro que no todos los cines van a poner Piratas del Caribe o Shrek , pero otra cosa bien distinta es que el Estado te diga lo que tienes que estrenar y lo que no. Si se me permite el símil es como si tienes un restaurante y te obligan a servir paella dos días a la semana... y tus clientes tienen alergia al arroz. Y es que el problema deriva una vez más en que los cines estarían encantados de proyectar cine español si el rendimiento de esas películas fuera semejante al del cine americano (Almodóvar, Segura y Amenábar aparte, claro). La autocrítica ha surgido tímidamente pero no es fácil crear jóvenes genios en una sociedad que desprecia el cine con mayúsculas. Sin necesidad de acudir al citado e imprescindible Eisenstein, ¿cuántas películas de Chaplin han puesto las televisiones en los últimos años?, ¿y de Welles?, ¿y de John Ford?, ¿conocen los niños o jóvenes algún director de cine español anterior a los años 80?... No parece estar de más recordar que para hacer buen cine (y hoy casi todo el mundo lleva una minicámara en el bolso) hay que conocer, estudiar y revisar a los grandes genios cinematográficos de la historia. Las televisiones podrían ayudar algo, mientras las obligan, siempre nos quedará el deuvedé...