Sobre la doble moral

Pocos cines irradian un algo de singularidad que les marca con relación a otras cinematografías. Quizá la luz, o el ritmo, o el uso del paisaje, o simplemente por los rasgos diferenciales de una sociedad que sin llegar al terrible apartheid sudafricano, todavía se divide en dos ramas difícilmente conciliables: la anglosajona que dominó (y abusó) económicamente a la nativa con resultados fáciles de imaginar. Como es natural eso provoca situaciones de racismo y finalmente mala conciencia, quizá por esa flagrante doble moral. En Jindabyne hay todo eso y mucho más, dependerá de hasta dónde quiera llegar el espectador. Que cuatro amigotes socialmente respetados, adultos, en su mayoría casados, se vayan de pesca un fin de semana porque eso les pone, resultará normal. Que después de caminar por un paisaje agreste y virgen, encuentren en el río un cadáver, también podrá ser cosa (dramáticamente) normal, aunque no cotidiana. Pero lo políticamente incorrecto es que opten por no renunciar al ocio y prefieran aguardar al regreso previamente programado para comunicar el hallazgo a la policía. A partir de esa premisa, el guión va rico de matices, preñado de sugerencias, que el director Ray Lawrenc e (autor de la notable Lantana) no trabaja en igual medida y profundidad. Incluso propone un desenlace que sobra. Con todo, pese a no ser redonda, logró en la pasada Seminci el premio a la mejor actriz (Laura Linney) y a la mejor banda sonora. También obtuvo el reconocimiento de la Fipresci en el Festival de Cine de Estocolmo y fue admitida para la prestigiosa Quincena de los Realizadores en Cannes 2006. Suficiente para tomar en consideración a un filme con guión de la dramaturga Beatrix Christian a partir de la novela corta So Much Water So Close to Home , de Raymond Carver. Propone un agradecido torrente de ideas para la reflexión. JINDABYNE. A ustralia. 2006. Director: Ray Lawrence. Intérpretes: Laura Linney, Gabriel Byrne, Chris Haywood. Drama. Duración: 123 minutos.