Cronenberg puro
Cronenberg ya daba vuelta y media al thriller con su anterior (y memorable) Una historia de violencia . Ahora le aprieta las tuercas con Promesas del Este , de esas que ya desde el primer minuto anticipa que los 99 restantes no defraudarán. Con Cronenberg desaparece el justificado temor (el cine de género anda flojo), a sentarnos en la butaca para llevarnos más de lo mismo a ojos y oídos. Por atmósfera visual, por dominio narrativo y por guión. Al tono de la fotografía, de luz peculiar, casi penumbrosa, se suma la construcción de las secuencias, bien ensambladas en su totalidad hacia un desenlace igualmente sorprendente y muy abierto, como corresponde al cine inteligente. Eso sería imposible sin un guión trabado, de diálogos precisos, de gestos y miradas. Y el personaje de Viggo Mortensen, una especie de ángel sin apego a nada, que Cronenberg va desentrañando poco a poco ante el espectador ante la comadrona que encarna Naomi Watts... En apariencia, Promesas del Este va de mafiosos, más concretamente en la organización Vory V Zakone, de rusos en Londres y dedicada, sobre todo, al tráfico de humanos. De quedarse en eso, sería otra de tantas. Pero Cronenberg la ambienta en Navidad, tiempo que el tópico dicta para dominio de buenos sentimientos. Y no lo desaprovecha. Al contrario, si la violencia es pan diario en el ejercicio cotidiano del chófer encarnado por Mortensen y del hijo algo tarado del capo (el siempre inquietante Armin Müeller-Stahl) en la piel de Vicent Cassel, hay otra subtrama paralela, casi de inquietante cuento navideño pese al desencanto. Por supuesto, Promesas del Este viene con la marca Cronenberg en cuanto a secuencias para la memoria. Sin pistolas, ni disparos. Sólo afiladas navajas. La pelea en la sauna es raramente espeluznante. «PROMESAS DEL ESTE»: Estados Unidos, 2007. Director: David Cronenberg. Reparto: Viggo Mortensen, Naomi Watts, Vincent Cassel, Armin Mueller-Stahl, Sinead Cusack, Donald Sumpter. Duración: 99 minutos.