Los ladrones literarios

¿Qué llama más la atención de un libro? ¿Autor, portada o título? Los que eligen la tercera opción seguro que han leído la palabra ladrón-a muchas veces, pues La ladrona de libros o La invasión de los ladrones de cuerpos son sólo dos ejemplos de títulos que han triunfado en el panorama editorial. Aunque en la historia de la delincuencia ha habido diversas clases de ladrones, la imaginación de los escritores les ha superado con la elección para los títulos de sus libros de toda suerte de latrocinios. Desde los más inocentes que sólo se adueñan de bicicletas, hasta los más canallas que roban tumbas, pasando por los más ambiciosos que roban horizontes, los ladrones-as de los títulos son verdaderos amantes de lo ajeno, especialmente de los gustos del lector. Uno de los orígenes de este título tan reiterado puede encontrarse en La invasión de los ladrones de cuerpos , que el estadounidense Jack Finney publicó en 1955, y que la editorial Bibliópolis ha reeditado el pasado octubre. Considerado un clásico de la literatura de terror, La invasión de los ladrones de cuerpos fue interpretada en su día como una alegoría del maccartismo y del comunismo. Desde 1956 se ha adaptado al cine y, precisamente ahora, se ha estrenado la versión protagonizada por Nicole Kidman y Daniel Craig. Una ladrona, la surgida de la imaginación del escritor australiano Markus Zusak (Sydney, 1975), ha triunfado en 2007, ya que La ladrona de libros , editada por Lumen, ha encabezado las listas de los libros más vendidos.