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El mural más grande
En nuestra larga trayectoria como asiduos visitantes de exposiciones nunca nos habíamos encontrado con un mural de tan extraordinarias dimensiones, un enorme lienzo de más de cuatro metros de largo y casi tres de alto. Una espectacular visión de la frontera leonesa de Tierra de Campos, con el caserío de Sahagún tal y como fuera varios siglos atrás, y la Peregrina presidiendo un paisaje en el que se mezclan los altozanos de secano con las fértiles vegas de aquella comarca leonesa tan llena de historia. Todo ello enmarcado en el primer plano con la arquería en ladrillos que recuerda el románico de las iglesias facundinas. El autor de tan monumental obra es el pintor de Cea Marín de la Red, un artista joven y lleno de fuerza que no duda en enfrentarse a grandes retos. De su amplio trabajo destacan los murales que ha realizado para uno de los restaurantes más clásicos de la capital, La Esponja. En los muros de este singular establecimiento el artista ha dado rienda suelta a su creatividad y ha pintado una serie de escenas que recuerdan el León de tiempos pasados y también las labores del campo en la provincia. Una obra importante que esperemos que tenga más duración en el tiempo que el mural que Vela Zanetti pintara en un lugar cercano, en la vieja taberna El Bodegón, situada en el solar que, con la remodelación del palacio de los Guzmanes, se convirtió en el Jardín Romántico. La pintura de Marín de la Red es figurativa, en algunos casos hiperrealista, como sucede con los dos bodegones que añaden contenido al mural que ahora se expone en Sharon Art. Pero en otras ocasiones deja la pincelada más suelta para realizar obras pletóricas de sugerencias, como son sus desnudos apenas insinuados tras la celosía de transparentes ropajes. O sus bodegones, en los que el claroscuro cobra una excepcional importancia. El pintor de Cea tiene una especial predilección por los paisajes de su tierra, por las riberas pobladas de chopos y los trigales que retrata de forma virtuosa. Su técnica preferida es el acrílico sobre tabla, paleta sobria y ajustada a los colores y luces de una tierra que se asoma a las llanuras de Campos. Y en el contenido de sus cuadros siempre existe un registro surrealista que cambia el contexto de sus paisajes y los hace más contemporáneos, que los acerca a la modernidad. Horario: de lunes a domingo, de 18.30 a 21.30. Calle Cervantes, 10, esquina con Dámaso Merino.