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Publicado por
Miguel Á. Fernández
León

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Eso de que va contra la Iglesia católica o es una hábil cuestión de márketing o es propio de alguien al que urge ponerse en manos del doctor Rojas Marcos, que de psiquiatría sabe un rato. Es probable que sean ambas cosas. Los productores, que se gastaron con La brújula dorada entre 200 y 250 millones de dólares, incluida la promoción, se aferraron a lo dicho por uno de esos pregoneros que tanto abundan en el país de Bush, y optaron por hacerse las víctimas acogiéndose a esa máxima tan castiza del que hablen de uno aunque sea mal. Supone un plus de publicidad que no es moco de pavo, sobre todo entre quienes discrepan de Roma, con toda probabilidad ajena a lo que especula la película y el novelista Philip Pullman con su trilogía La materia oscura , cuyo primer libro Luces del norte es la base argumental del filme. Estamos ante un claro intento de repetir el éxito de franquicias como El señor de los anillos o Harry Potter . Otra cosa es que se aseguren un éxito semejante al de aquéllas, quizá en parte por la decisión de elegir al cuestionable Chris Weitz como director (y autor del guión), en cuyo currículo lucen lindezas como American Pie o Un niño grande , junto a su hermano Paul. Al margen la sensación de trama esquematizada (no parece descabellado afirmar que habrá deuvedé con versión ampliada), y de que provoca confusión entre quienes desconozcan el original literario, lo que aplica a la perfección La brújula dorada es la ecuación diseño artístico + efectos especiales = fantasía asombrosa. La peripecia de la niña, con su inseparable daimonion y su aletiómetro , se ajusta a lo previsible. Añádasele el Magisterium como poder controlador que además experimenta en las heladas tierras del Norte con niños secuestrados, los rebeldes gitanos como sus opositores, un oso acorazado en busca de redención, un aeronauta híbrido de cowboy (Sam Elliott), una bella con tintes malvados (Nicole Kidman) y un aventurero a lo Indiana Jones (Daniel Craig). Es en los efectos visuales y en la dirección artística en donde La brújula dorada alcanza la excelencia, con un Londres de esplendorosa arquitectura victoriana, ambientes dickensianos y artilugios mecánicos heredados de Verne y Wells, completados con alguna secuencia lograda como el duelo entre osos acorazados o las brujas volantes. Cerraron la película con un final al que solamente faltó el rótulo «les esperamos en la segunda vuelta». Llegará con toda probabilidad y habrá trilogía, pero deberán mejorar bastante. «LA BRÚJULA DORADA»: Director: Chris Wetz. Intérpretes: Nicole Kidman, Daniel Craig, Adam Godley. 107 minutos.