Poder y líos de faldas
No apta para puristas del rigor histórico ni para amantes de la sutileza, Las hermanas Bolena desarrolla, a pesar de todo, un impecable sentido del espectáculo y de lo comercial hasta confeccionar un obvio pero ameno culebrón realzado por el recital interpretativo de Natalie Portman. La propuesta hay que tomársela tal cual es, porque la película no es, ni pretende ser, más que una simplificación histórica made in Hollywood y un retruécano dramático para un pasaje mil veces visto en el cine: la relación de Ana Bolena y Enrique VIII, ahora mismo triunfando también en la televisión con la serie Los Tudor . Dotada de una esmerada dirección artística, de un vestuario exquisito y unas localizaciones bellísimas cortesía del poderío de gran estudio, Las hermanas Bolena cuela en la timba a un nuevo participante que, bajo el rostro de Scarlett Johansson y tras la identidad de María Bolena, sirve de contrapunto para acercar la Historia a los sentimientos universales. Así, la película es el retrato de los caracteres complementarios de dos mujeres de la misma familia atraídas por el magnetismo sexual y el poder de un mismo hombre, pero que se distancian en sus posturas vitales. Lo cabal, lo fiel y lo moralista, en el comportamiento de María, y la visceralidad llevada al paroxismo en el caso de Ana. Allanado en favor del lobby Bolena, Eric Bana se pliega en una interpretación funcional como el tiránico y caprichoso Enrique VIII para dejar paso al festival de trapisondas femeninas que dan la oportunidad a Johansson y, sobre todo, a Natalie Portman de convertir el film en un vehículo para su lucimiento personal. LAS HERMANAS BOLENA. Director: Justin Chadwick. Reparto: Natalie Portman, Scarlett Johansson, Eric Bana.