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Publicado por
Marcelino Cuevas
León

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El joven artista catalán Ibán Navarro tuvo desde su nacimiento muchas posibilidades de ser pintor. Hijo del pintor hiperrealista jerezano Jesús Navarro, sus juguetes fueron siempre los pinceles y los colores de su progenitor. «Yo no me imagino la vida sin la pintura -explica el artista-. Desde que recuerdo he estado rodeado de las obras de mi padre y, también desde siempre, he pintado, Mi padre ha sido un gran maestro, aunque también he recibido una formación académica en dos campos que ahora no practico, la ilustración y el cómic». Confiesa Navarro que pintar es un divertimento. «Nunca me ha planteado esta profesión como un trabajo, a mí me llena de satisfacción ver como poco a poco la superficie blanca se va convirtiendo en una escena llena de vida. A pesar de que mis obras son de formatos considerables procuro economizar al máximo en la parte técnica, normalmente solamente empleo la acuarela, con algunos trazos de pastel graso para conseguir las texturas». Navarro es en estos momentos una de las firmas más prometedoras del panorama pictórico catalán. El, hiperrealismo de sus obras, lejos de ser estático y frío, nos muestra unas formas palpitantes de vida, luz y color. A la vez tiene una capacidad inusual para transmitir cosas tan intangibles como la ternura». En su pintura el tema es lo menos importante, es su detallado, su minuciosa manera de tratarlo lo que lo convierte en una obra de arte. La luz, las texturas -por ejemplo la arena de las playas- los objetos representados, siempre sufridores del abrasivo paso del tiempo... un encuadre netamente cinematográfico y la atmósfera irreal que emana de sus composiciones, hacen que su pintura sea enormemente atractiva. Pero lo mejor de Iban Navarro es su futuro, su perfección técnica, su bagaje intelectual y su juventud, hacen augurar que aquí tenemos un artista ya en plenitud, pero que con el tiempo llegará a ser muy importante. El arte también tiene su vertiente crematística y por ello les aseguramos que adquirir ahora alguna de sus obras será con el tiempo una gran inversión. Horario: d e lunes a domingo, de 18.30 a 21.30. Calle Cervantes, 10, esquina con Dámaso Merino.