De la parodia al homenaje

En un vídeo club a punto de cerrar (como todos), el torpe amigo del dependiente borra todas las películas por accidente. Puesto que no quieren que se entere el dueño, los dos amigos deciden rodar los títulos que les piden de forma casera y delirante. Esta atractiva premisa es la base de Rebobine, por favor , la nueva locura de Michel Gondry, director de la sobrevalorada Olvídate de mí . El punto de partida (aunque la forma de borrar las películas sea ridícula y esté fuera de lugar) ofrece buenos momentos cómicos con las nuevas versiones de Cazafantasmas, 2001 o Los Chicos del Barrio . Sin embargo, esa frescura de las versiones caseras no llega a funcionar del todo y, como suele ocurrir con ese tipo de grabaciones entre amigos, parece que los protagonistas se lo pasaron muy bien haciéndolas pero el espectador no tanto, viéndolas. Peor resulta el hecho de que «el arte de la chapuza» termine por contagiar a Gondry en planos, diálogos, personajes que aparecen y desaparecen sin criterio o en subtramas sin desarrollar y sin concluir. Curiosamente, una de esas subtramas, la del pianista de jazz americano Fats Waller se convierte en lo mejor de la película y en el verdadero clímax final de la misma. Y es que lo que comienza siendo una parodia de Hollywood casi en plan Scary Movie (pero sin llegar a tan grotescos extremos), se torna al final en un gran homenaje al cine: en pantalla grande, en VHS o en DVD. Los planos finales de los rostros iluminados por la pantalla nos recuerdan que el cine es una experiencia única y la satisfacción de hacer cine, sea de la calidad que sea, también es algo incomparable. Hoy en día que todo el mundo lleva una cámara en el bolso, Rebobine, por favor nos invita a crear, o a imitar con estilo propio, nuestras películas favoritas. Así empezaron casi todos los grandes directores modernos... «REBOBINE, POR FAVOR»: EE.UU., 2008. Director: Michel Gondry. Intérpretes: Jack Black, Mos Def, Danny Glover, Mia Farrow, Melonie Diaz, Arjay Smith. Duración: 120 minutos.