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El cine no salvará el mundo
El cineasta británico Alan Parker, artífice de clásicos populares como Midnight Express o Fame , se desmarca del aparente compromiso del séptimo arte con el medioambiente asegurando que el único planeta que salvará Hollywood «es el de Universal Pictures». En una entrevista en Manaos (noroeste de Brasil), donde ejerce de presidente del jurado de ficción del Festival de Cine del Amazonas y que convoca el simposio ¿Salvarán los famosos el planeta? , Parker no disimuló su desconfianza en que el séptimo arte vaya a cambiar la mentalidad de su público, a pesar de la implicación medioambiental del certamen que ahora le ocupa. «¿De verdad te imaginas a alguien en Hollywood pensando en salvar el planeta?», pregunta con sorna. «Allí sólo importa el dinero». Y aun habiendo intención, Parker también duda de su eficiencia. «Los directores de cine no somos políticos, ni siquiera cuando tratamos temas de política. Por desgracia, habría que hacer veinte películas seguidas sobre el mismo tema» para ofrecer una visión completa de las cosas en la gran pantalla, y así, explica su sorpresa al no encontrarse en Manaos el retrato que el alemán Werner Herzog hizo de la selva en Fitzcarraldo (1982). Esta posición, aparentemente desencantada, contrasta con una filmografía en la que ha abordado temas como las cárceles de turquía (en Midnight Express , 1978), el racismo en Estados Unidos ( Mississippi Burning , 1988) o la pena de muerte ( The Life of David Gale , 2003). Tras la decepción comercial y la fría acogida por parte de la crítica de esta última, Parker no ha vuelto a dirigir, aunque no por falta de proyectos. «Para los que están muy comprometidos con el tema, que hagas un thriller sobre la pena de muerte les hace sentir que te has vendido. Creo, en cambio, que fue meritorio y atrevido. Dediqué 40 millones de dólares a algo profundamente importante y político, con actores como Kevin Spacey y Kate Winslet. Estoy orgulloso de mi trabajo», se defiende. Por ello, explica su parón profesional como una cuestión de problema financiero: «Hago películas de un perfil que no es lo suficientemente caro como para ser entendido como un producto comercial ni lo suficientemente barato como para ser considerado cine independiente», asegura Parker.