Diario de León

HECHO EN LEÓN | Curtidos gonzález

El arte de pulir la piel

Santa María del Páramo. Aperos de labranza, collares, cinturones o sillas de montar. Son algunos de los artículos de piel de vacuno que curte Genaro González en un taller artesanal que conserva la esencia de sus

Genaro González Alonso es el único curtidor que queda en la provincia.

Genaro González Alonso es el único curtidor que queda en la provincia.

Publicado por
Nuria González
León

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E l único taller de curtición, todavía artesanal, que queda en la provincia de León está en Santa María del Páramo y se fundó en el año 1885. Genaro González Alonso es la quinta generación de un negocio que abrió su tatarabuelo en el año 1885, cuando el cuero era el mejor recurso económico de la zona. Consciente de que está condenado a desaparecer en los tiempos que corren, al igual que ha ocurrido con otros talleres similares en la zona, aún trata la piel como antaño.

Trabaja exclusivamente con la piel de vacuno nacional porque, asegura, «es de las mejores del mundo, de gran calidad y está muy valorada». Aún la engrasa y la estira a mano. Un proceso artesanal que hasta hace unas décadas constituía la fuente de ingresos de la comarca. Así lo recuerda Genaro González que se traslada a aquellos años en los que Santa María del Páramo era un pueblo industrial «y en el que muchas familias dependían de la curtición».

Hoy las cosas han cambiado y mantener un negocio de estas características exige un esfuerzo adicional que las nuevas generaciones no están dispuestas a asumir. Genaro González compra las pieles en almacenes de Galicia. Hasta la adquisición de la materia prima ha cambiado en los últimos años. De hecho, explica este artesano, hasta el 2000 era fácil comprar las pieles procedentes de las matanzas domiciliarias, algo ya impensable.

Hasta este taller del Páramo llegan compradores de Levante, Andalucía y Cataluña, de dónde proceden sus principales clientes. También de fuera del país. Un mercado que en León es prácticamente inexistente.

Los aperos de labranza, las sillas de montar o el material de caballería son el santo y seña de este taller, aunque el devenir de la sociedad y la desaparición paulatina del sector agrícola ha hecho reinventar la curtición. Por eso también fabrica tiras de cuero, collares para animales o cinturones.

Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta Genaro González es la competencia desleal procedente del extranjero, sobre todo de India y Pakistán, «con cuyos precios es muy difícil competir». Reconoce que los compradores optan por precios bajos, y más ahora con la crisis, aunque «la calidad...». Con la intención de mantener el taller en el tiempo apuesta por enseñar esta actividad a los más jóvenes. Por eso proyecta, junto con el Instituto Leonés de Cultura y el Museo Etnográfico, organizar visitas a escolares con el fin de que conozcan un oficio artesanal.

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