Diario de León

Artesanía leonesa de adviento

Navidad a mano

Oficios recuperados. Tallar figuras para el belén en madera o hacer un pandero de piel de oveja curtida son oficios que casi habían desaparecido. Con la llegada de nuevos tiempos estas labores se renuevan y otras tr

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León

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L eón no es cuna de elaboración artesanal de belenes o, al menos, así lo dice la tradición. No del todo. Porque aunque los expertos belenistas se sitúan entre Madrid, Murcia, Sevilla o Cataluña, en la provincia de León trabajan artesanos que, en esta época, vuelcan sus esfuerzos en las figuras navideñas. Es el caso de Pilar Tirados que, en su taller de Coladilla (Vegacervera), lleva dos décadas realizando pequeñas figuras en gres y decoradas con engobes de porcelana, de trazo sencillo y colores luminosos cuyos tamaños varían entre 10 y 70 centímetros.

La pastorcita Conchita, que lleva una cesta de naranjas al portal de Belén, ha sido la pieza que esta artesana ha incorporado a su «amable» composición este año. Dice que siempre busca «una disculpa actual» para poner el nombre a sus figuras navideñas. En su belén personalizado crea unas figuras «con chispa y cariñosas», fuera de lo tradicional y que ya se han convertido en el punto de mira de muchos coleccionistas.

Pilar Tirados asegura que es ceramista «por casualidad» y que sus piezas se venden «por la capacidad de generar cariño y no por el material de que están hechas». Aunque en sus inicios utilizaba el barro rojo, poco después optó por el gres. Sus comienzos se sitúan en 1973 cuando hacía miniaturas con pasta de papel. En 1976 tropezó con la cerámica en Mallorca, «un material fantástico para realizar mis personajes» pensó entonces. Día a día aprende el oficio de ceramista con referencias en dibujantes y guionistas famosos como Mingote, Quino, Sempé, Goscinny o Schulz. Entre sus clientes están no sólo coleccionistas sino muchas personas que buscan un belén «diferente y poco tradicional». Sus figuras sirven para interior y para exterior, ya que el gres soporta los fenómenos meteorológicos adversos. Define un belén como «un gran teatro dónde cabe todo». Sus figuras hacen la competencia a las más tradicionales en lugares como Madrid, Santiago de Compostela, Salamanca o Sevilla, dónde se pueden encontrar en lugares tan emblemáticos como la tienda El Arco, en plena plaza Mayor de Madrid. Más cerca, en León, se pueden comprar en León Típico (en la plaza de la Catedral) y en El Espíritu de la Esquina (Gran Vía de San Marcos).

Pero, al margen de la venta, otras personas se dedican a hacer figuras de Navidad para incorporarlas a sus belenes. Es el caso de Teodoro Villaverde que, junto con otras personas del pueblo, trabajan para que cada año el belén de Folgoso de la Ribera tenga más figuras. Es presidente de la asociación belenista de esta localidad y asegura que no es, ni mucho menos, experto en estas lides. Hasta hace unos años era un artesano el que tallaba todas las figuras desde hacía medio siglo. Sin embargo, y tras su fallecimiento, son un grupo de personas de Folgoso las que realizan esta «dura tarea». Este belén incorpora cada año dos o tres nuevas imágenes realizadas con madera de manzano verde. No tienen un lugar de trabajo, por lo que cada uno «hace lo que puede» en su casa. De hecho, el reto pasa por cambiar todas las que aún son de arcilla por madera porque tienen mejor vejez y «son para toda la vida». Una vez tallada la figura en madera son ellos mismos los que pintan la cara y las manos para darle mayor realismo.

Si el belén es uno de los rasgos más característicos de la Navidad no lo son menos los instrumentos musicales de esta época del año.

Hace casi una década que Santiago García Menéndez comenzó a confeccionar panderos cuadrados de doble parche así como panderos redondos de un parche, panderetas de sonajas y zambombas. Situado en Villablino, es el único artesano que existe en la provincia leonesa y de sus manos han salido más de 80 panderos que han llegado hasta lugares tan lejanos como Argentina o México. Utiliza pieles de oveja curtida para elaborar unos instrumentos que se utilizan, sobre todo, en los grupos de bailes regionales, aunque con la llegada de la Navidad aumenta la demanda de panderetas y zambombas. Santiago García pertenece a la Asociación Folclórica Tsaciana, el destino de sus primeros panderos. Construir cada uno de ellos puede llevar hasta tres horas y en ello emplea mimo y el arte con las manos. Parte de un marco de carpintero, dónde se colocan tensadas unas cuerdas de guitarra y la piel curtida de oveja. El último proceso, y uno de los más delicados, es el cosido. Panderos para hombres y mujeres o engalanados para bodas dan fe de una de las tradiciones más leonesas. En el caso de la pandereta, la base utilizada son las cerandas. Todo un oficio artesanal casi olvidado, aunque Santiago García muestra su interés por mostrar esta tradición a las generaciones más jóvenes. Reconoce que a Villablino no llega demasiada ayuda y que las tradiciones leonesas acabarán por perderse, ya que los jóvenes de hoy no muestran demasiado entusiasmo por estos oficios. «La gente cree que estos oficios ya no existen», concluye García.

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