Diario de León

NICOLÁS REY E HIJOS | valdevimbre

La cueva de las 'impresiones'

Menciona la razón social a los cuatro protagonistas del negocio familiar, si bien la referencia más universal es la popular. Los Palomares es una bodega histórica de Valdevimbre. No hace falta buscarla: es llegar al pueblo y los paneles indicadores llevan hasta la misma puerta. Allí hay blancos, rosados y tintos de corte clásico. Y un semidulce que 'impresiona'.

Instalaciones en las que desarrolla su actividad Nicolás Rey e Hijos.

Instalaciones en las que desarrolla su actividad Nicolás Rey e Hijos.

Publicado por
Rafael Blanco
León

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Tres hermanos -Roberto, Jesús y Ángel- sustentan en todas las facetas la actividad en la bodega que, en su idea actual, fundó Nicolás Rey Arenas en 1965. Adscrita a la Denominación de Origen Tierra de León, es una de las seis que bajo esa tutela dan continuidad en Valdevimbre a una labor histórica, si bien en torno a la villa se mueven más negocios relacionados con la vitivinicultura y toma cuerpo algún otro proyecto de futuro.

La transformación del viñedo, propiciada por la concentración parcelaria realizada hace años, puso en ventaja a Valdevimbre respecto a otras zonas de producción. Hoy tiene uva suficiente, incluso más de la necesaria, por lo que en muchos casos -cooperativa, sociedades vitícolas, particulares...- el proceso acaba en la vendimia y la venta. No es el que nos ocupa. Nicolás Rey tiene veintiuna hectáreas de viñedo propio plantadas entre el año 2000 y el 2006, fundamentalmente prieto picudo, algo que tempranillo y verdejo. Y sobre esa base elabora vinos de mesa que vende en bag in box (los blanco, rosado y tinto de Los Palomares ) y embotellado (rosado y tinto de Señor de Cureses ) y bajo los criterios que desde hace tres años y medio impone el consejo regulador. Se trata en este caso de un blanco monovarietal verdejo, un rosado de prieto picudo de corte clásico, que supone el mayor volumen de la producción, y dos tintos también monovarietales joven (3,00 euros en bodega, como los anteriores) y crianza (5,50) todos ellos de apreciable calidad y con muy buena presentación desde que el año pasado la bodega cambió la compleja referencia de Viña El Pico de los Cerros por la más memorizable 3 Palomares , recuperando la mención histórica precedida del número de hermanos para salvar así un problema de registro.

Pero la sensación de la bodega es un semidulce que desde hace años viene elaborando como vino de mesa -la normativa de la deó no admite esta especificidad- y que finalmente este invierno ha calado profundamente en las zonas de mayor consumo de la provincia y de manera muy especial en la capital. El Impresiones (5,00 euros) es un vino de alto contenido en azúcares, con carbónico orgánico y baja graduación alcohólica -9,5 grados- que se alcanza mediante el corte de fermentación.

Una propuesta sencilla, joven, chispeante, fácil de beber, con un mercado potencial muy extenso y que además abre el acceso al vino desde otros hábitos de consumo. El blanco, monovarietal verdejo, triplica la producción hasta alcanzar las setenta mil botellas, mientras que es sólo simbólica la del rosado, sólo una mil quinientas botellas de prieto picudo, que tuvo un primer ensayo hace tres años y que se había dejado de elaborar. El éxito y las posibilidades comerciales son tan amplias que otras tres bodegas del entorno geográfico han secundado la iniciativa y se han lanzado a la conquista de un sector copado por una marca de importación y por un producto cuando menos de dudosa calidad.

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