Diez años de calidad

S on nueve las empresas que forman parte del Consejo Regulador y que avalan la calidad de los botillos que salen de sus plantas y al que rinden pleitesía. Todas elaboran el botillo normal (de entre un kilo y 1,2 kilogramos de peso) y el ración (entre 400 y 500 gramos) y algunas han optado por introducir en el mercado nuevos formatos envasados al vacío o en lata. La mayoría logra una producción que se sitúa entre los 30.000 y los 40.000 kilos al año, aunque dos de ellas casi duplican esta cifra. Una de las empresas del consejo es Cárnicas Prieto López (www.embutidosbierzo.com), una empresa familiar localizada en el pueblo de Cueto, cerca de Los Ancares que, además de los formatos tradicionales, presenta el botillo envasado al vacío. Otra de las mayores productoras es embutidos Frimols (www.frimols.com), la primera que comercializó este producto típicamente berciano. Una de las novedades en cuanto a innovación en la presentación de este producto está en el mercado gracias a Embutidos La Encina (www.embutidoslaencina.com) que distribuye el botillo precocinado, envasado al vacío y presentado en una atractiva caja de cartón. También han apostado por nuevo formatos en Embutidos Pajariel (www.pajariel.com) lanzando al mercado el botillo del Bierzo cocina y envasado en lata con el ánimo de facilitar la preparación de un producto tradicional. Este nuevo producto supone un avance importante al reducir el tiempo de cocción previo a su consumo. Se puede calentar al baño maría o al microondas. Embutidos Santa Cruz de Montes (santacruzdemontes@hotmail.com) es otra de las empresas adheridas al Consejo Regulador, al igual que Cárnicas Julio (juliolopez-mina@hotmail.com)

y Hécmar S.L

(www.embutidosabuelo.com) , situada en Molinaseca, y que tiene más de tres décadas de experiencia. Finalmente, Embutidos Juan Fernández (je_juanfernandez@hotmail.com) y Cárnicas y Embutidos Boeza completan el abanico de productoras amparadas bajo la IGP. Cuenta la historia que con este manjar los monjes agasajaban a sus invitados, leyenda que hoy continua viva en cualquier rincón del Bierzo que ha hecho del botillo su seña de identidad dentro y fuera de esta tierra.