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ÁRBOLES MILENARIOS

Monumentos vegetales

El Bierzo. Figuras caprichosas que ha modelado la historia, árboles sagrados más antiguos que la Pulchra Leonina, aquellos que fueron fuente de supervivencia y los que se han librado de milagro de los dientes de la sierra. Sól

Soto de castaños, tejo de San Cristóbal de Valdueza, tejo berciano que ilustra el libro de Santiago

Publicado por
Nuria González.
León

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Mide 13,75 metros de altura y alcanza un perímetro de 4,80 metros. Es el tejo que ya se ha convertido en una de las características más especiales de San Cristóbal de Valdueza. Ubicado junto a la vieja ermita es considerado como una reliquia, un auténtico monumento vegetal que convierte a este lugar en mágico y sagrado. Sobre sus orígenes no hay nada claro aunque algunos dicen que supera los 2.000 años y que está ahí incluso antes de que se pusiera la primera piedra de la Catedral de León.

No menos impresionante es el soto de castaños que existe en Compludo. La pista que une esta localidad con Palacios de Compludo está flanqueada por castaños centenarios. Aferrados en esta empinada ladera, presentan troncos retorcidos, de figuras caprichosas con perímetros superiores a los ocho metros.

Ha pasado de ofrecer al hombre todos sus propiedades a estar en regresión. La encina constituyó antaño un importante ecosistema generador de riqueza. Sus recuerdos cuidan en Campo, donde está ubicada la majestuosa encina de catorce metros de altura, junto a la iglesia, que tiene asegurado su futuro gracias al aprecio que le profesan las gentes del lugar. Cerca de allí, en la Finca de Valdés, se encuentra un cedro cuya altura se pierde con la vista (más de 31 metros).

El achacoso nogalón de Espinoso de Compludo es uno de los escasos supervivientes que queda de aquellos grandiosos nogales que poblaban los pueblos de la montaña y que fueron abatidos apresuradamente en las décadas de los años cuarenta y cincuenta. Se libró de los dientes de la sierra por estar hueco y carecer de la preciada madera negra que valía su peso en oro.

Aunque la costumbre era plantar cipreses, en el cementerio de Rimor alguien plantó un evónimo del que nadie recuerda fecha. Su característica más preciada es su aspecto recostado. Y en la ciudad de Ponferrada se puede contemplar la glicina, una planta trepadora procedente de Asia e introducida en Europa en 1816. Belleza en estado natural.