Diario de León

ESTEFANÍA-TILENUS | DEHESAS

Vinos en memoria de los dioses

«Grandes vinos que llenen los sentidos y que permanezcan en el recuerdo». Ese es el objetivo que desde la viña a la bodega se traza el equipo técnico de la casa que en su razón social y en la etiqueta de sus tintos hace memoria y rinde honores al dios compartido por astures y romanos.

Aspecto de la fachada principal de la bodega, antes planta de recepción y transformación de leche.

Aspecto de la fachada principal de la bodega, antes planta de recepción y transformación de leche.

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León

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Cuando en 1999 los hermanos Frías -burgaleses con intereses en el sector de la alimentación y la hostelería- tomaron la decisión de cerrar la planta de recepción de leche de Dehesas, ante el declive de la actividad en la comarca, difícilmente podría imaginarse que esas instalaciones acabarían convirtiéndose en una de las bodegas de referencia del vino berciano. Se intuía ya la explosión comercial de la mencía y Raúl Pérez Pereira bullía en el mundillo del vino y despuntaba como el enólogo que habría de revolucionarlo. Acabó cruzándose en el camino de los Frías, asumió la dirección técnica de la bodega y participó de manera muy activa en la selección y compra del mejor viñedo en un entorno que conoce como la palma de la mano, más de cincuenta hectáreas de viejas cepas de mencía en Pieros y los Valtuilles en algunos de los parajes más envidiables de la viña berciana. Posteriormente, en el 2005, la propiedad se amplió a 62 hectáreas con la adquisición de las espalderas de Castillo de Úlver, hoy dedicadas a la producción ecológica con esa misma marca.

Sobre esa base y desde la disponibilidad de los mejores medios técnicos, que incluyen una magnífica selección de tonelería, Estefanía-Tilenus elabora el mencionado Castillo de Úlver (8.000 botellas; 7,50 euros en bodega), mencía joven de producción ecológica; el Tilenus , otro joven de gran volumen (90.000 botellas; 6,80); el Tilenus Roble (110.000 botellas; 11,90), un diez meses en barrica que se ha convertido en su vino más representativo y que en breve se presentará con nueva imagen, y el Tilenus Crianza , también con nuevo aspecto cuando salga al mercado el 2006. Los Pagos de Posada (10.000 botellas del 2003; 25,40) y Pieros (3.000 botellas de la misma cosecha; 78,60) vienen a ser la demostración de la capacidad de elaboración de la bodega en términos de calidad en el primer caso -es uno de los bierzos imprescindibles- y un capricho en el segundo, en realidad un vino de autor por el que al menos una vez merece la pena pagar su precio. No hay blancos en la bodega, ni los habrá al menos a corto plazo aunque se hayan hecho ya los ensayos puntuales con godello, porque la mencía también es aquí una proclamación de fe.

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