RUTA DE LOS PALOMARES
Moradas para coger aire
Villamañán.El abandono del cultivo de cereales y la modernización de las tareas agrícolas han puesto fin a la vida de los palomares. En el sur de la provincia algunos se conservan hoy en buen estado y siguen siendo la mora
E l punto de partida de la Ruta de Los Palomares está en Villamañán. El pueblo ha heredado como legado de su pasado como centro comercial a caballo entre el Páramo y la Vega del Esla, la existencia de dos plazas con soportales. Estas plazas, la Plaza Mayor y la Plaza de la Leña, eran el lugar donde se celebraban los mercados, de gran afluencia antaño y que hoy, aunque en franca decadencia, siguen celebrándose en la Plaza de la Leña. La Plaza Mayor esta coronada por la iglesia de la localidad del siglo XVII, presidida a su vez por una gran torre que se ha convertido en el emblema del pueblo. En su interior destaca a imagen de San Salvador y un retablo con esculturas de Diego Solís del siglo XVIII. El retablo central, el reloj, las campanas, el púlpito y la sillería del coro proceden del ya desaparecido Monasterio de San Pedro de Eslonza en Santa Olaja de Eslonza.
Desde esta localidad por la LE-411 se llega a Laguna de Negrillos. Tras contemplar su imponente castillo hay que tomar la carretera que lleva a Conforcos y Cabañeros hasta alcanzar Ribera de Grajal, donde puede realizarse una visita a sus bodegas. Gral de la Ribera conserva un palomar en bus estado, al igual que Audanzas.
Por la LE-412, el siguiente alto en el camino tiene lugar en Villaquejida dónde se pueden observar medio centenar de palomares con diferente estado de conservación.
Tras tomar la N-630, la ruta alcanza Cimanes de la Vega, que da cobijo a otros 35 palomares de diferente tipología: de planta circular y cuadrado. Cambiando de sentido de la marcha se retorna a Villaquejida para continuar hacia Villamandos, dónde los palomares surgen de las tierras arcillosas que dan color a sus paredes y se mezclan con los bosques de encinas.
En Villademor de la Vega pueden verse no sólo palomares sino un buen número de bodegas que demuestran el medio de vida de la zona. Algo similar ocurre en Valencia de Don Juan, lugar en el que concluye el recorrido.
Los palomares no son sólo la muestra del abandono del cultivo de cereal y de la modernización de las tareas agrícolas sino que también se han convertido en una parte importante del patrimonio leonés que, en la mayoría de los casos, esta muy deteriorado por el paso del tiempo.