Diario de León

Demencia | Toral de los Vados

El vino que nació de la cordura

Hay tres verdades confesadas. Una: «La bodega es la viña». Otra: «El vino se hace con las manos». Y tres: «Lo que hacemos es para dar a conocer el Bierzo al mundo». Demencia es un proyecto muy cuerdo... o al menos no tan loco como lo que pueda sugerir su genial referencia.

Nacho León, de frente, con dos de sus socios en una de las viñas de Valtuille de Abajo.

Nacho León, de frente, con dos de sus socios en una de las viñas de Valtuille de Abajo.

Publicado por
Rafael Blanco.
León

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Uno. «Nuestro sueño es obtener un gran vino apoyándonos en nuestra forma de entender el viñedo, el suelo y las uvas de la variedad autóctona mencía. Una elaboración artesanal, una cuidadosa crianza y un consumo tradicional asociado a una cultura, pero sin dejar de lado las últimas tendencias y respondiendo a los cambios de manera rápida y personal». Dos. «Nuestra misión es crear un proyecto sostenible, capaz de aportar valor a nuestra uva permitiéndonos, además, mantener y recuperar nuestros viñedos heredando su mejor potencial». Y tres: «Nuestra visión es crecer y poder construir una bodega especialmente diseñada para desarrollar un trabajo artesanal que sea referencia en vinos de alta calidad en el Bierzo». Esos tres principios básicos constituyen una escueta pero densa declaración de intenciones de este singular proyecto vitivinícola nacido de la relación de amistad de personas. De la amistad y de la inquietud-¦ y de la convicción íntimamente asumida de que cabe otra forma de interpretar la viña y el vino, otra forma de relación con ambos y con el proceso, pero también con la distribución y el destinatario, de manera que el consumidor no sea un cliente sino un amigo. El proyecto implica a Javier Pérez Vidal, inquieto viticultor propietario de algunas excelentes cepas en Valtuille de Abajo, y a quien le pone cara y de alguna manera es también el ideólogo, Nacho León, a los que apoyan vecinos, amigos y entusiastas colaboradores. Bajo esa idea, la labor en la viña y en la bodega no puede entenderse sino como un entretenimiento. De la primera elaboración, a partir de la vendimia del 2006, salieron al mercado 1.924 botellas, que se incrementarán a 4.400 con la del 2007 y a 6.336 con la del 2008. En ese horizonte están puestos los objetivos, por el momento muy alejados de planteamientos estrictamente comerciales hasta el punto de que se limita la presencia social del vino y el alcance de la información. «Escapamos de las herramientas tradicionales de comunicación y, por supuesto, no vamos a los concursos. Valoramos como algo especial el conocimiento a través del boca-oído... Queremos un vino que nazca de las personas y que acabe en las personas. Y que se entienda eso como su verdadera dimensión».

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