La Esponja, comidas y bebidas
Un clásico leonés
León.Un cocinero consagrado, una cocina excepcional, unos ingredientes basados en la mejor tradición leonesa, un lugar encantador en la ciudad romántica...º¸ POR marcelino cuevas
E n el complicado pero muy sabroso mundo de la gastronomía, hay visiones muy diferentes. Hay tantas opciones diferentes como restaurantes mantienen abiertas sus puertas. En León tenemos la gran suerte de contar con unos profesionales fuera de serie, con unos cocineros, sobre todo la nueva hornada, que apuestan por la creatividad, que no forzosamente tiene que estar siempre ligada a la cocina minimalista y escasa tan de moda, y tan ajena a la tradición de estas tierras frías en las que sus habitantes necesitan en muchas ocasiones comidas contundentes y abundantes.
Hay que decir, para ajustarse a la verdad, que todos los cocineros leoneses premiados con soles y estrellas, basan su trabajo en los productos de esta tierra y en las viejas recetas que han rescatado de la memoria colectiva. Y hablando de cocina leonesa, de alimentos tradicionales, nos encontramos en la calle del Cid, frente al lienzo de la antigua muralla, con un lugar encantador: La Esponja.
La Esponja es una especie de cooperativa que nació de una escisión en uno de los restaurantes más famosos de la ciudad en el pasado siglo: Casa Pozo. Unos profesionales con mucho oficio que dejaron la seguridad del restaurante consagrado y comenzaron una aventura nueva en un local en el que anteriormente se ubicaron los más dispares negocios, eso sí, siempre dentro del mundo hostelero.
Antonio es un cocinero consagrado al que no le gusta la publicidad, que trabaja escondido en la aromática oscuridad de su cocina, preparando algunos platos antológicos, como el morcillo guisado, receta excelsa que en La Esponja tiene uno de sus máximos exponentes.
Yo les recomendaría, para conocer bien este restaurante, que dedicaran su primera visita al picoteo. Prueben el salpicón de marisco, las ancas de rana, los chipirones a la plancha, los revueltos de setas y oricios con gambas, el pulpo a la gallega, o las suavísimas croquetas caseras.
Como seguramente quedarán satisfechos, en su segunda visita ya pueden hacen una profunda exploración en la carta. Su sopa de pescado es espectacular y con muchos más tropezones con caldo. Su merluza guisada, sus riquísimos fritos de rape, y los grandes clásicos: el bacalao y el congrio a la leonesa, les hablarán del buen trato que aquí dan al pescado.
La carne la hacen prácticamente toda la plancha, y la acompañan con crema de pimienta y salsa de queso de Valdeón. Especial mención para la calidad de la materia prima y para las chuletillas de lechazo.
Los postres caseros, tocinillo de cielo, arroz con leche, sorbete de limón y cava y tarta de chocolate, entre muchos otros.
Su magnífico menú del día cuesta 11,00 euros, el de los sábados 12,60 y los domingos y festivos 18,00. Cierran los domingos por la tarde y los lunes.

Cocina Muy bien
Servicio Muy bien
Decoración Bien
Bodega Bien
Puntuación (de 1 a 10) 8,5