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LOSADA | pieros

Otro mencía todavía era posible

Con tres vinos en el mercado, Losada Vinos de Finca, sin duda el más joven y ambicioso proyecto en el Bierzo, demuestra que, aún tratándose en todos los casos de vinos de finca, es posible otra vuelta de tuerca en la viña y en la bodega para concretar un mencía de más sinuoso perfil.

Fachada principal de la bodega ubicada en Pieros, orientada hacia el Castro de la Ventosa diseñada por Jesús Manzanares

Publicado por
Rafael Blanco
León

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Si en Burdeos los vinos más elegantes se obtienen de suelos arcillosos, ¿por qué no hacemos lo mismo en el Bierzo?». Esa reflexión de Amancio Fernández, contenida en los principios que sustentan el origen de la bodega, encierra toda una declaración de intenciones. En realidad, una reinterpretación del vino berciano, argumentada en estas otras afirmaciones. Una: «Tenemos el objetivo de elaborar vinos modernos que reflejen todo el carácter del viñedo, pero que sean fáciles de beber. Para nosotros estos es la elegancia en el vino y hemos apostado por ella en el Bierzo». Dos: «Aunque cada vez hay mejores vinos y unas cuantas zonas emergentes muy interesantes, tenemos la sensación de que se ha ido demasiado deprisa: de los vinos clásicos con mucha crianza en madera, poco color y ligeros en el paladar se ha saltado a un estilo de vinos superconcentrados, de vendimias sobremaduradas que a veces resultan difíciles de beber y necesitan demasiado tiempo». Tres: «Hemos encontrado que el hollejo de la mencía en las viñas sobre arcilla resulta más fino, la estructura se suaviza y los vinos resultan también más suaves al tacto. La acidez, columna vertebral de estos vinos, se hilvana con sutileza y la elegancia se convierte en la característica esencial de nuestros vinos». Y cuatro: «No bastaba, sin embargo, con una variedad de uva única y unas condiciones climáticas y geográficas apropiadas. Faltaba que llegara una generación de jóvenes enólogos». Y eso ocurrió.

En un sentido más práctico digamos que Losada Vinos de Finca arranca de la ruptura de uno de los enólogos de referencia del vino berciano con su pasado. En un ejercicio de superación profesional, Amancio Fernández se pone el frente de un grupo de pequeños inversores, en torno a una treintena, que creen que se puede ir mucho más allá en el vino berciano. Se toma como base para ello la vendimia de dos tipos de viñedo, correspondiendo el de Losada (120.000 botellas; 13,00 euros en tienda) a fincas de Pieros de suave inclinación y suelo sumamente arcilloso y el de Altos de Losada (35.000; 21,50), en las inmediaciones, a viñas de relieve más accidentado y difícil acceso. La excepcionalidad habría de ser La Bienquerida. Mientras tanto, la joven sociedad avanzaba también en la concreción de su otra aspiración: la de disponer de una bodega propia que, lógicamente, debería estar ubicada en un punto muy accesible desde la mayor zona productora de uva de calidad del Bierzo. Esa ubicación, en la que pesaron también argumentos emocionales, se encontró en la finca Losada, en el alto de Pieros, justamente a la orilla del Camino de Santiago, en el tramo entre Cacabelos y Villafranca del Bierzo. Jesús Manzanares, autor de proyectos arquitectónicos tan singulares como los de Artadi, Aalto y Clos d’Agon, definió los perfiles emergentes del terreno que contiene la bodega. Su ubicación altimétrica posibilita una ligera visión de aquellos elementos formales importantes del edificio (recepción, mirador, sala de catas…), mientras que los espacios funcionales, que desde el punto de vista enológico permiten el movimiento de la materia prima por gravedad, quedan ocultos, integrados en la naturaleza y recogidos en una modernísima interpretación del perfil del Castro de la Ventosa, al que mira… y en el que se inspira.

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