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LIARÁN | carracedelo

Un enredo muy bien calculado

Hacer vinos frescos, elegantes y equilibrados a partir de uva de las mejores cepas del Bierzo por ubicaciónde la viña, suelo y altitud de las parcelas y de prácticas agrícolas respetuosas. Elaboraciones para un nuevo consumidor de vinos sencillos y fáciles de beber. Y, claro, más baratos.

Los viñedos de Liarán, ubicados en un paraje privilegiado de la viña berciana en Villafranca, ocupan laderas de pronunciada pendiente y buena orientación. Mencía sobre todo pero también garnacha tintorera y godello y valenciana componen su paleta varietal

Publicado por
Rafael Blanco
León

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Es un caso singular en el vino berciano, quizá con algún precedente en el origen y en el sentido de la elaboración, pero no desde luego en el contenido y la concreción del proyecto. Un importador, en este caso suizo, dibuja el perfil del vino que se ajustaría a las exigencias, reales o intuidas, de su mercado y lo presenta a un vitivinicultor, Isidro Fernández Bello, en cuya bodega, Casar de Burbia, no caben este tipo de elaboraciones, porque a la vez su proyecto está cerrado en el planteamiento filosófico, limitado en volumen y estrechamente ceñido a los tintos de guarda con un sello muy personal y definido con el que ha ganado un enorme prestigio en los últimos años. Sin embargo tiene la base para hacerlo posible. La solución es la creación de una nueva bodega bajo la tutela directa y personal de Sonia Montesinos García-Caro. Es su proyecto. La idea era hacer vinos más accesibles por precio, sin renunciar a la calidad, elaborados por un equipo técnico de probada solvencia y a partir de la vendimia propia.

Tiene también Liarán como proyecto un sentido práctico, al aprovechar la uva de las cepas en espaldera del viñedo propio, así como variedades que no se utilizan por parte de la bodega matriz —garnacha tintorera, godello y doña blanca— y que en este caso tienen valor como complementarias de las godello y mencía. Con ello los vinos adquieren además un marcado carácter diferenciador, reforzado por los aportes varietales para cada uno —85% de mencía para completar el tinto y reparto equitativo de las dos viníferas para el blanco— y proceso de elaboración muy definido y ajustado a las nuevas exigencias: permanencia en lías durante tres meses para el segundo y reposo en barrica de roble americano durante cuatro meses para el primero. En definitiva, vinos intensos, de una gran carga aromática y extraordinaria frescura y alejados de cualquier complejidad. Se trataba de alguna manera de romper tópicos y a la vez evitar el robo de marca a Casar de Burbia.

Con las ideas tan claras y las posibilidades tan abiertas, Liarán acabó abriéndose camino más allá del trazado por el importador hasta convertirse en marca, que lógicamente habría de presentarse con una imagen tan fresca como innovadora en un mercado al que llega por redes de distribución distintas a las de la casa madre y para segmentos diferenciados. Los Liarán están en Suiza, Alemania, Bélgica y Puerto Rico... Y, claro, en España.

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