ISABEL GUERRERO | VALTUILLE DE ABAJO
El mencía según la tradición
Fundada en 1952 y adscrita a la DO Bierzo desde el 2001, Bodega Isabel Guerrero González, la más pequeña de las seis que existen en Valtuille de Abajo, es en el vino berciano una concreción muy precisa del concepto de sociedad familiar ceñida en torno a la vitivinicultura.
Mariano García Guerrero es elaborador de vinos por tradición familiar. Lo hacía su tatarabuelo y él ha recogido el testigo que le llegó a través de su padre, Mariano García de las Heras, y trabaja con las mismas disponibilidades y sobre el mismo escenario. Pero es la madre de uno y la esposa de otro, Isabel Guerrero González, quien da nombre a la sociedad que implica en la bodega muy directamente a su hijo Mariano, pero ocasionalmente también a sus hermanos y a Mariano padre. Y en cierto modo contribuye al cierre del círculo de la actividad mediante la venta directa de una parte de la producción en la tienda de productos genuinamente bercianos que regenta en Ponferrada, más concretamente en la calle del Reloj, donde pueden encontrarse este y otras reconocidas etiquetas de elabores históricos. Estamos, pues, ante uno de los ejemplos más claros de bodega familiar, tan frecuente en el Bierzo.
La viña, las cinco hectáreas de viejas cepas ubicadas en Valtuille de Abajo, muy cerca de la bodega, es asunto exclusivo de la familia. Es fundamentalmente mencía plantada a mediados del siglo pasado, aunque salpicada por algunos portes de chardonnay y doña blanca, aprovechables de momento sólo para la venta, pero a la que quizá con el tiempo pueda darse otra utilidad en la bodega.
De manera que la base, que es materia prima de alta calidad en una zona en la que se concentran las mejores cepas del Bierzo, permitían elaborar hasta ahora un único tinto, que es joven pero al que la familia le gusta mantener un tiempo en botella antes de ponerlo en el mercado bajo la etiqueta también única de Viña Miguelrey , que hace referencia a uno de los parajes sobre los que se extiende el viñedo propio.
Pero hay novedades a corto plazo como resultado de los ensayos que desde hace años vienen haciéndose. El tinto, el mencía joven en su máxima expresión, que en breve tendrá nueva imagen, es también en este caso una apuesta inequívoca para esta pequeña bodega de corte familiar que cada año reserva lo mejor de su vendimia y lo guarda en barricas para explorar el potencial de la materia prima. El resultado serán este año otros dos tintos Viña Miguelrey con tres y doce de meses de añejamiento.