ruta por el valle de arbAs
Los colores de la montaña
Casares de Arbas. Trece kilómetros de caminos recorren el Valle de Arbas en una ruta señalizada por Cuatro Valles para dar a conocer una de las zonas con más colorido de la montaña leonesa. Casares de Arbas es el punto de partida. ?? por nuria gonzález
La ermita de Arbas, la más importante de la zona.
La ruta por el Valle de Arbas tiene un recorrido de trece kilómetros, con una duración estimada de cinco horas y comienza en la localidad de Casares de Arbas, situada a 1.320 metros de altitud. Algunos de los puntos de interés de esta localidad, perteneciente al municipio de Villamanín, son el embalse, la ermita de San Roque o el viejo molino, además del Museo de la Cultura Antigua.
El recorrido comienza en la plaza de Casares, en dirección a la iglesia del pueblo. Aquí hay un sendero que va paralelo al río. Nada más salir del pueblo comienza una subida que llegará a un chozo, y que deja a un lado el macizo conocido como Las Tres Marías y que forma parte de otra de las rutas que se pueden realizar desde Casares de Arbás, especialmente indicadas para los aficionados de la montaña. El sendero continuará ascendiendo hasta la Collada de Gistreo que será el punto más alto de este trazado y desde dónde se podrá divisar el valle en toda su plenitud.
Entre pinares comenzará el descenso en dirección a Viadangos de Arbas, dejando atrás la Sierra de Tsagos enfrente de la Sierra del Turrón. En esta localidad merece la pena pararse a observar la arquitectura rural tradicional que aún pervive. La ruta continua con el camino que lleva hasta la peña Muerca. Tras un repecho desde el que se puede divisar Casares de Arbas de nuevo, comienza el descenso por un camino hasta llegar a la carretera que, un kilómetro después, concluirá en el punto de partida. Esta ruta, señalizada por Cuatro Valles, permitirá al excursionista realizar una inmersión entre los colores que la naturaleza deja en este tiempo, dónde la primavera llega de forma tardía, especialmente en los montes que bordean a Las Tres Marías. Así, roquedos y canchales y pastizales de diente son las más habituales y fáciles de identificar. Además, el turista encontrará dos tipos de rocas comunes en la Cordillera Cantábrica: las calizas y las silíceas. De las primeras se han formado suelos ricos que han dado lugar a extensos pastizales aprovechados por las ovejas. Los segundos, pobres en nutrientes, son los más propicios para que se den otras especies como el brezo o los pinares.
