vinos de su puño y letra
«La mencía nos lo regala todo»
Sandra Luque Muñoz.
Bodega Soto de Vicario-Pago de San Clemente
«Es sutil, compleja y frutal, pero al mismo tiempo puede ser muy mineral, terrosa o pizarrosa». Esas cualidades de la vinífera fueron las que trajeron al Bierzo a inversores manchegos que tienen intereses en otras latitudes, pero que acabaron rendidos a la excelencia de la tierra y la cepa.
Debemos seguir en la línea de un vino frutal que mantenga la tipicidad de la mencía. Pero al mismo tiempo tenemos que hacer un tinto para la gente que no conoce la mencía, que sea capaz de sorprender y que sea entendible por todos». Esas reflexiones las hace Sandra Luque Muñoz, una joven enóloga valenciana que, con experiencias en otras zonas de producción de todo el país, acabó recalando en el Bierzo hace casi ocho años quizá para no marcharse nunca.
Luque llegó a la mencía para guiar el proyecto berciano de Pago del Vicario, la bodega ubicada al lado del río Guadiana, en Ciudad Real, cuya actividad trasciende la enología y se extiende al enoturismo con un planteamiento extraordinariamente ambicioso. Era el modelo para el Bierzo, donde la sociedad Pago de San Clemente SL buscó ubicación en esa referencia geográfica, al lado del río Cúa, comprando 190 pequeñas parcelas para reunir 35 hectáreas de propiedad, 23 de ellas de excelente viñedo.
Hay en ese soto y en la viña un poco de todo lo representativo del Bierzo frutal —manzanos, perales, cerezos, almendros, castaños, nogales...— y boscoso —roble y encina— y viejas cepas de más variedades, pero sobre todo hay magníficos portes de godello y mencía. «El godello es sutil, fino y elegante; la mencía es explosiva en nariz, cargada de fruta fresca y con matices pizarrosos», define Luque, quien insiste una y mil veces en la exigencia del máximo respeto a una variedad que «tiene tanta identidad y tanta personalidad que no necesita apoyos». «Ni siquiera el tecnológico para sacar todo su potencial», añade. Y se explica: «Es tan generosa que te lo regala todo y ella misma se equilibra sin necesidad de trabajar demasiado la enología». Pero para eso es preciso «mantener el equilibrio natural del viñedo». «No se puede luchar contra todos los factores externos, pero sí contra algunos. Y hay que prever los problemas en la viña, corregir allí todo lo que sea posible para hacer mucho más fácil el trabajo en la bodega. Tiene que ser así hasta tal punto que el factor añada sea uno de los problemas menos determinantes», explica.
Sí lo es la ubicación del viñedo. «El movimiento climático existe y, como consecuencia, los problemas de maduración irán apareciendo. Los hay en las zonas más cálidas. Nosotros buscamos zonas más altas y más frescas y el tiempo ha venido a darnos la razón». Y también lo es el conocimiento del comportamiento de las parcelas, una por una: «Nunca podrás hacer un gran vino sin la observación y sin que sepas cómo se comporta una viña en un periodo de al menos diez años».
Con esa base, magníficos medios técnicos y a partir de las convicciones y la experiencia de sus responsable técnica, Soto del Vicario elabora tres vinos, los iniciales Go (de godello) y Men (de mencía) a partir de las dos viníferas más representativas del Bierzo —tres meses sobre lías en barricas de 500 litros el blanco y doce meses el tinto— y un segundo crianza de vendimia seleccionada, Men Selección , que está en el mercado con la cosecha del 2007. En la bodega se ensayan también elaboraciones con doña blanca y vinos dulces de mencía y godello, aunque sin plazos ni exigencias.