Gastronomía en la cumbre

Un matrimonio montañés decidió, hace ya la friolera de 50 años, instalarse en la capital y demostrar que la potente comida de los Picos de Europa también podía tener un sitio en la gastronomía de la ciudad. María, Maruja para los amigos, y Santos abrieron su establecimiento en la antigua carretera de Madrid, calle hoy llamada Alcalde Miguel Castaño. Y lograron triunfar en un amplio establecimiento en el que por la mañana se servían cafés y desayunos, al mediodía y por la noche vinos y cañas, y por la tarde había multitud de partidas de cartas y dominó. Y, naturalmente, las comidas y las cenas suculentas que fueron las que le otorgaron una bien merecida fama.

Pero hay que dejar sitio a las nuevas generaciones, María y Santos, depositaron toda su confianza en César, su hijo, que desde hace seis años está al frente de la casa. Naturalmente lo primero que hizo fue convertir el viejo local en un moderno restaurante con una decoración elegante en la que predominan las referencias a la montaña de la que la familia procede.

Y, naturalmente, las cosas cambiaron. «Yo —nos explica César— quise cambiarlo todo, desde la decoración hasta la carta. Mi cocina tenía que conservar los platos que ya se habían hecho famosos elaborados por mi madre, pero era una cocina demasiado contundente para los tiempos que corren y procuré adaptarla y, además, añadir a la carta platos creativos elaborados siguiendo las líneas que marca la nueva cocina».

César ha hecho famoso el Picos de Europa, por las espléndidas tapas que pone en la barra, que son el mejor anuncio y la mejor muestra de la cocina que ofrece.

Como primera recomendación en este restaurante están sus dos menús, de mediodía y de noche. En el primero se ofrece un entrante, hojaldre relleno de cóctel de marisco, por ejemplo, y dos platos más a elegir entre cosas tan deliciosas como: ensalada verde de frutas tropicales, gambas y carpaccio de pulpo con reducción de Módena, parrillada de verduras al aceite de menta con crujiente de bacon, solomillo de ibérico sobre cama de melón confitado con salsa de mostaza y piquillos o milhoja de de ternera sobre cama de cóctel de setas y champiñón confitados con besamel gratinada al manchego y guarnición de ibérico. Con postres caseros y vino a elegir, tiene un precio de 20 euros.

El de por la noche lleva un picoteo y un plato elegir entre diez posibilidades.

Una buena parte de la carta del Picos de Europa está consagrada al tradicional picoteo, con croquetas caseras de picadillo y queso de Valdeón, mollejas guisadas, gambas albardadas a la crema de queso, canelones de cecina de León rellenos de foie de pato y sopa de membrillo, callos estofados o lengua curada templada con balsámico de jerez y granizado de parmesano.

En pescados destacan sus lomos de bacalao al queso de Valdeón, la brocheta de rape y langostinos y la merluza rellena de gambas y bechamel de langostinos con almejas a la crema.

En carnes, el lomo de ciervo al vino de Madeira confitado con frutos del bosque y crujiente de almendras y su magret de pato con frutos del huerto y manzana confitada al Oporto.

Una cocina que merece la pena conocer a fondo.

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Cocina Muy bien

Servicio Muy bien

Decoración Bien

Bodega Bien

Puntuación (de 1 a 10) 9